Tu, mi complemento perfecto 5 - Relatos Eróticos

Tu, mi complemento perfecto 5

Capítulo 4

En la actualidad, año 2017

Malya

Hacía ya tanto tiempo que mi pasado había quedado relegado a lo más profundo de mi sueño, que mi vida parecía vacía, en donde ya no me preguntaba nada, ni me cuestionaba del por qué la vida me había llevado a una encrucijada, solo me dediqué a seguir las órdenes que me impartían en aquella institución, tal como si fuese un robot que seguía las órdenes de su amo. Estaba llena de dolor, llena de angustia y ahogada en los recuerdos que me llevaban a un lugar distante; a un lugar donde estaba con toda mi familia, compartiendo una cena o celebrando mi cumpleaños. Hace dos años, había perdido absolutamente todo e incluso tuve que alejarme de Charlie y por mucho que me esforcé para que me odiara y se olvidara de mí, ella siguió buscando la manera de mantener contacto conmigo, así como yo no pude sacarla de mi corazón, porque a cada paso que daba, sabía que ella viviría ahí por mucho tiempo.

Mientras me arreglaba para mi primer día de trabajo, recordé el último invierno que pase a su lado, de lo mucho que nos besamos, de todas esas noches que me decía un te amo antes de dormir, ¡Qué viejos tiempos! Los mejores días que había tenido antes de que mi vida diera un vuelco total. Moví mi cabeza de un lado a otro para quitar ese velo de nostalgia que tenía y tomé mi morral para ir rumbo a mi trabajo. Cuando mi amiga Leila me dijo que había hablado con un viejo amigo para que me diera empleo, no imaginé que terminaría trabajando en el mismo lugar donde tuve mi última cita con Charlie, y eso fue una completa sorpresa para mí, pues tuve muchas emociones encontradas. Emociones que me tocó poner en control, para no desperdiciar esa oportunidad de empleo, no ahora que necesitaba esforzarme al máximo para poder recuperar a mi hermano. Así que, pese a lo que sentía, entre a ese sitio y noté lo mucho que había cambiado.

Y quién lo iba a decir, ese lugar estaba igual de cambiado que yo, era como si estuviéramos en una sincronía perfecta, pues ya no era la misma chica parlanchina de antes. Si no más bien, era todo lo contrario, ahora era más callada y reservada. Era como si mi vida fuese un completo misterio incluso para las personas demasiado cercanas, aunque a estas alturas de la vida, la única persona que permanecía en mi vida era Leila, la jovencita que se crio conmigo desde que mis padres compraron aquella casa. Ella, era la única amiga que tenía, la única que me quedaba luego de lo que sucedió con mis padres. Después de todo, en las situaciones más difíciles, es cuando conoces a los amigos de verdad y no a esos falsos amigos que están a tu lado cuando estás bien. Me había vuelto solitaria, eso era un hecho, pero no es que hubiese escogido serlo, solo paso y ya.

Aunque si me pongo a pensar de manera minuciosa, la gente tiende a tildar las personas solitarias como “Los raros” y por eso nos rechazan constantemente, tal como si hubiésemos hecho algo malo. Cuando el ser poco sociable, no tiene nada que ver ...