1. El embarazo de Mirian 2/2


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Amocalabozo, Fuente: TodoRelatos

    ... él.
    
    Iría y le aclararía las cosas poniéndolas en su sitio, que no pensara que yo era una cualquiera. Si no, cada vez que lo viera en el centro iba a ser un tormento.
    
    Caminé torpemente hacia la puerta de entrada al almacén, no sin girarme, no sé cuántas veces, a ver si alguien veía a donde me dirigía.
    
    Al llegar empuja la puerta. Estaba abierta.
    
    En mi cabeza fluían las imágenes que había visto de mi madre con aquellos tipos. Sabía que había una habitación anexa que era donde se supone estaría el hombre.
    
    Ahora sí, con paso decidido, me dirigí hacia ella, pero algo me frenó en seco.
    
    Detrás mío, escuche como la puerta se cerraba con llave. No tuve valor para volverme a mirar quien la había cerrado. Seguí caminando hasta atravesar aquella otra puerta.
    
    El espectáculo era dantesco. Había cuatro tíos en calzoncillos y era una pena ver aquellos cuerpos marchitos, todo llenos de arrugas, carnes que les colgaban por todos lados, y mirándome con unas caras tremendas de deseo.
    
    El que había cerrado la puerta, que no fue otro que mi ya conocido comensal pasó a mi lado dándome un azote en el culo y diciéndome,
    
    "Venga guapa pasa, no te cortes".
    
    "Oiga, mire, he venido a decirle...."
    
    No pude acabar la frase. Diez manos empezaron a tocarme por todos lados. En unos instantes estaba solo con la ropa interior.
    
    "Vamos, guarrilla, estas tensa, relájate", me dijo el tipo.
    
    "Estense quietos, yo no soy una guarrilla, y me van a dejar salir de aquí ahora mismo", les dije.
    
    Note como unos dedos soltaban el enganche del sujetador a la vez que dos manos tiraban violentamente de mi tanga de hilo hasta arrancármelo, no sin causarme dolor en mi sexo al tirar de él.
    
    "Está bien, está bien putita si quieres irte vete", me dijo el comensal.
    
    "Denme mi ropa", les dije.
    
    "No, eso no, si quieres irte te vas a ir así, en pelotas", me dijo el tío dirigiéndose hacia la puerta con intención de abrirla para que me fuera.
    
    "Pero no puedo irme así, desnuda denme mi ropa", les dije.
    
    Me resultó evidente que no pensaban dármela. Simplemente estaban jugando conmigo, me estaban humillando.
    
    "No, la ropa se queda con nosotros y si quieres recuperarla más te vale ponerte de rodillas y empezar a mamar pollas siendo una buena chica con nosotros", me dijo.
    
    Estaba totalmente agobiada. No sabía qué hacer, no sabía cómo reaccionar, pero tampoco me hizo falta. Unas manos me empujaron hacia el suelo haciendo que me arrodillara.
    
    "No, por favor, no. Estoy casada, no pueden hacerme esto", les implore.
    
    Al momento vi cuatro pollas ante mí todas esperando a que usará mi boca con ellas. Y por cierto debía de ser la única parte de sus cuerpos que no estuviera llena de arrugas. Las pollas estaban duras y tiesas como palos y además de un tamaño más que considerable.
    
    Una mano me dirigió la cabeza hacia una de las pollas, que no era otra que la del comensal, que entró en mi boca con muy poquita resistencia por mi parte. Era una polla larga, gorda, sin ...
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