El embarazo de Mirian 2/2 - Relatos Eróticos

El embarazo de Mirian 2/2

CAPITULO 2 / 2

EMBARAZO POSITIVO

El fin de semana siguiente, al llegar vi que el coche estaba donde la última vez.

Aquél debía ser su pre picadero.

Juan había intentado mil veces que habláramos, pero yo seguía dura, sin ceder, pero en una de sus charlas sin respuesta por mi parte, volvió a incidir sobre el tema de su derecho a disfrutar del sexo.

Aquellas palabras me habían hecho recapacitar un poco, y no ver en mi madre a una vieja puta salida.

Mientras, mis comensales, cada vez se mostraban más descarados.

Me miraban con deseo, y ese domingo, uno me llamó a su mesa.

"Gracias por acceder a charlar un poco conmigo", me dijo.

"No tiene que agradecerme nada. Para mí es un placer poder hablar con ustedes", le contesté.

"Muchas gracias, guapa. Tu eres hija de Rosa, ¿no?, me preguntó.

" Ehhhh, si, lo soy. Mi madre atiende el comedor general", le dije.

"Sí, lo sé, me han hablado maravillas de ella", me dijo el hombre con bastante sarcasmo.

Los colores y calores, empezaron a invadir mi cuerpo, sobre todo mi cara.

"Si, supongo que hace bien su cometido", le dije sin saber muy bien por donde salirle.

"Sí, los que me lo han dicho, dan fe de ello. Mira yo ya tengo una edad, y no puedo andarme con rodeos, y quiero saber si tú también haces tu cometido igual de bien", me soltó el tipo no corto ni perezoso.

"Ehhh, no sé, espero que sí, pero nadie mejor que ustedes para juzgarlo", le dije haciéndome la sueca.

"Sí, sin la más mínima queja al respecto. Eres amable, rápida y limpia, aunque yo me refiero a después del comedor", me dijo él, que me estaba preguntando si también follaba con ellos.

"Que yo sepa, después del comedor esto se cierra hasta la hora de la cena, y bueno, me voy que tengo que atender a otros comensales", le dije, levantándome nerviosa de la silla dispuesta a irme.

"No tan deprisa, guapa, te espero en una hora en el almacén, y no estaré solo", me dijo cogiéndome del brazo y reteniéndome.

Me liberé de su mano y atacada de los nervios me fui al cuartito que hacía las veces de office de cocina.

Necesitaba tomar aire. Reaccionar ante la proposición indecente que me acababa de hacer aquel viejo. Es cierto que estaba enfadada con Juan pero no me había planteado serle infiel y desde luego si me lo planteara, nunca sería con un abuelo como aquél.

Terminé de dar el servicio totalmente alterada. Cuando me iba el hombre, que me estaba esperando, me paró en la puerta y me dijo,

"Te espero en el almacén".

Salí todo lo deprisa que pude y me metí en el coche, pero algo me detuvo. Algo me impedía arrancar. Tampoco quería parecer una quinceañera asustada ante su primera cita pero está claro que lo que aquel hombre quería era muy fuerte.

Aún permanecí un buen rato en el coche indecisa mientras vi como al hombre se dirigía hacia la zona trasera del centro donde estaba la entrada al almacén.

Un impulso desconocido hasta la fecha para mí me hizo abrir la puerta del coche y salir de ...