Noche de Chicas (2) - Relatos Eróticos

Noche de Chicas (2)

... cosa que nos gustaba mucho a los 2, hablé por teléfono con mi madre y también con mi amiga Nuria.

- ¿Te quédaste hasta muy tarde anoche? - me pregunto ella.

- No mucho, la verdad - le contesté.

- Ayer la señorita Marisa tenía ganas de juerga, jajajaja.

- Parece mentira que fuera tu cumpleaños, si no aguantas nada, jajajaja.

- Mira que ir a meternos en un bar de lesbianas, por lo que me han contado tuvimos suerte de que no intentara ninguna nada con nosotras.

- Eres una exagerada, las chicas que había allí no eran devoradoras de mujeres, solo estaban divirtiéndose como nosotras.

- Seguro que pensaron que éramos pareja, jajajaja. Si aquella de negro y gafas se te comía con los ojos. Seguro que cuando me fuí intentó ligar contigo.

Al escuchar eso me quedé un poco parada sin saber muy bien que decir.

- ¿Estás ahí? - preguntó Nuria - ¿No me oyes, Marisa?

- Perdona, Nuria - respondí yo intentando que no se me notaran los nervios - Tenía unos huevos cociendo y no me acordaba.

- La cocina no es lo tuyo, jajajaja

- Me lo dice la mujer que cree las lentejas estofadas son un perfume, jajajaja.

Parece que, sin intención, mi comentario había desviado la conversación, aunque Nuria volvió a insistir con lo de Vicky.

- No me has contestado antes , Marisa, ¿La de negro intentó ligar contigo o no?

- Bueno... no... o sea...

- O sea que si, jajajaja, No te puedo dejar sola.

- A ver solo tomé una copa y baile un poco con ella, luego le dije que era casada y me fui.

- ¿Y como es bailar con una lesbiana?

- Chica pues igual que bailar contigo.

- No me has entendido Marisa, ella quería acostarse contigo y estabas bailando con ella, ¿Cómo es que te entre otra mujer?, ¿No te dio un poco de morbo?

- ¡Cómo eres cuando te pones, Nuria!, ya te he dicho que cuando le dije que era casada no insistió más.

- ¿Sabes una cosa, Marisa?

- ¿Qué cosa?

- Esa mujer cuando llegó a su casa se tocó pensando en ti.

- ¿Pero, qué dices?

- No es nada extraño, tú le gustabas y por un momento pensaba que tenía plan contigo.

- Estás muy mal, la verdad, solo tomé una copa con ella, nada más.

Mi tono empezaba a sonar molesto y Nuria, somos amigas desde hace mucho, lo notó enseguida.

- No te enfades, Marisa, solo eran bromas, es raro porque tú, normalmente, tienes más sentido del humor.

Nuria tenía razón, en cualquier otra ocasión le hubiera seguido el juego a sus bromas pero, después de acostarme con Vicky, no me apetecía nada hablar de eso con Nuria y menos hacer bromitas. Nuestra conversación siguió por otros caminos y ya no volvió a preguntarme nada de Vicky. Yo seguía pensando en ella, no podía quitármela de la cabeza y lo peor llegó la noche siguiente, cuando Víctor tuvo ganas de hacer el amor. Mi esposo me abrazaba, acariciaba mi cuerpo, lo besaba pero yo no sentía casi nada. Finalmente, cuando me penetró tampoco disfruté, no se que me pasaba, era como si hubiera descubierto algo mucho mejor y era lo que ...