Noche de Chicas (2) - Relatos Eróticos

Noche de Chicas (2)

... que provocó que se me escapara un fuerte gemido de placer, cosa que no solo ocurrió en mi sueño sino también mientras seguía con mi masturbación sobre mi cama, mis dedos seguían trabajando, entrando y saliendo cada vez con más rapidez y facilidad. Cada vez que la lengua de Vicky pasaba por mi coño en mi sueño, mis dedos lo hacían en mi cama, si Vicky lamía mi clitoris en el sueño, mis dedos lo acariciaban en la realidad estaba totalmente sincronizada con mi sueño y perdida dentro del océano de placer que sentía. Así, una y otra vez, mientras en mi cabeza escuchaba la voz de Vicky que repetía lo mismo sin parar.

- Eres mía, Marisa, no lo olvides nunca, eres mía.

Y yo deseaba ser suya más que nada en el mundo. Así, estuve un buen rato, hasta que, por fin, exploté en un fuerte orgasmo y desperté de aquel extraño sueño. Al llegar al extasis debí de gritar muchísimo porque mi marido, al que ya he señalado que hacía falta mucho para que se le alterará el sueño cuando está profundamente dormido, despertó sobresaltado.

- ¿Te encuentras bien, cariño? - me preguntó con cierta preocupación.

- No te preocupes, estoy bien - intenté tranquilizarlo - Solo ha sido un sueño. Voy a tomar un poco de agua.

Me levanté de la cama, fui primero al baño y después a la cocina, donde bebí un poquito de leche para volver a acostarme en la cama junto a mi esposo.

- Ha debido de ser un sueño muy intenso, has gritado muy fuerte - explicó él.

- ¿De verdad, cariño? - pregunté yo.

- Si, amor, ¿Qué has soñado para reaccionar así?

- No lo se, no me acuerdo.

- Eso es lo malo de los sueños que, muchas veces, se olvidan enseguida.

- Quizás sea mejor así, anda vamos a intentar dormir otra vez, que mañana es día de trabajo.

Víctor volvió a dormirse enseguida pero yo me quedé despierta bastante rato, evidentemente, recordaba cada detalle de mi sueño. Y hacía cosas que no me gustaban nada como mentir a Víctor o a mi amiga Nuria y, encima, esas mentiras me salían con suma facilidad. Y, sobre todo, no dejaba de escuchar dentro de mi mente aquellas palabras que Vicky no dejaba de repetir una y otra vez en aquel sueño :"¡Eres mía, Marisa!".

Los días fueron pasando pero el recuerdo de Vicky no desaparecía. A veces hasta en mi trabajo, soy asesora financiera en un banco, me distraía pensando en ella y tenía que pedir disculpas a algún cliente porque no había escuchado con la atención debida sus peticiones. Pensaba que el paso del tiempo podría las cosas en su sitio, me haría olvidar aquella noche con Marisa y el deseo que seguía sintiendo por ella pero no era así. Lo peor era cuando tenía, o intentaba tener sexo con mi marido, yo casi no sentía placer pero él no se daba cuenta de ello, lo hacía como si fuera algo rutinario y, pensando en ello, me di cuenta de que esto ya venía de antes, aunque yo no le había dado ninguna importancia pues no veía el sexo como algo demasiado importante. El hacer el amor con Vicky había cambiado mi percepción sobre ello. ...