Mi profesora se convierte en mi putita - Relatos Eróticos

Mi profesora se convierte en mi putita

... borde y odiaba responderle, era muy bueno haciendo eso y sin duda sabía que el examen me había ido bien, así que pedí hora para la revisión. Pensé en comparar mi nota con la de alguno de mis compañeros, pero eran navidades y como no había interaccionado con ninguno de ellos rápidamente dejó de ser una opción.

Cuando llegué a su despacho estaba enfadado, herido, rabioso, casi furioso, pero en cuanto entré y la vi sonriente en su escritorio, algo se apoderó de mí… Joder, es que era guapísima, cautivadora y embelesante como las llamas de un hogar tras una jornada en la nieve. Vestía informal y estaba de buen humor ese día, me sonrío todo el rato hasta que sacamos mi examen. Pero lo cierto es que a los cinco segundos de haberme sentado delante de su escritorio ya me latía la polla dentro del pantalón.

Cuando empezamos a hablar me contó que el examen estaba más que aprobado pero que me había bajado bastantes puntos a la nota final porque mi actitud todo el curso era nefasta y, además, no había participado en los seminarios obligatorio. ¡No me lo podía creer! Me quedé callado, supongo que muy serio y afectado a lo que ella sonrió y me dijo que si me esforzaba más el siguiente semestre igual aprobaba el curso igualmente. Pero no quería jugármelo todo ahí, necesitaba esa mierda de título o me echarían del curro. Y entonces salió de mi boca:

- A mí me encanta programar y soy bueno haciéndolo. Es cierto que solo saqué un 7 en el examen y con eso que comentas me ha quedado un un 4 de nota final, pero es que no puedo arriesgarlo todo al segundo semestre, estoy trabajando y necesito el título o me echarán.

- Lo siendo mucho, a mí no me gusta suspenderos, pero creo que no puedo aprobarte con lo que tenemos hasta ahora.

- Oye, es que… por favor, solo súbeme un punto, que vaya con este aprobado, en el curro nos pedirán como nos va el curso en unas semanas y no puedo llevar eso. Puedo hacer algo extra, si quieres. Haré lo que quieras.

Sonrió, pero no era una sonrisa de clemencia, era una sonrisa malévola, así que pensé que iba a mandarme algún tostón de trabajo para subir ese punto, pero en cambio se levantó y empezó a pasear por la habitación.

- Sé que eres un chico inteligente. Y también que aborreces el resto de personas, no solo a mí -que ya es obvio- si no a tus compañeros. En todo el curso no solo no has participado en ningún seminario, sino que has esquivado los debates y cualquier interacción… ¿Lo haces para parecer misterioso? ¿Te funciona eso para ligar? ¿O realmente te crees más interesante así?

- ¿Qué? ¿Cómo… o sea… yo no… ¿qué tiene que ver eso?

- Tiene que ver que eres una persona inteligente e interesante, se te nota, pero también te comportas como un arrogante y creo que te haría un flaco favor aprobándote mandándote algo que harás sin esforzarte.

No entendía hacía donde quería ir. Se había apoyado en la mesa, a mí lado, con el culo recostado sobre la madera. Tenía que levantar la cara para mirar la suya y, aunque ...