1. Pervirtiendo a una lesbiana


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que pasa enseguida. Ahora vamos a la playa a tomar un poquito el sol que estás muy blanca.
    
    Subimos al hotel para cambiarnos, y a la media hora ya estábamos las dos de nuevo abajo dispuestas a pasar una tarde agradable de playa.
    
    Elegimos un sitio separado del bullicio y nos tumbamos al sol. Candela estaba acostumbrada a hacer topless, pero no era ese mi caso…
    
    — ¿No te quitas lo de arriba? Te va a hacer marca.
    
    — No he hecho nunca topless… en el interior estamos menos acostumbradas que vosotras a hacerlo.
    
    — Anda quítatelo… aquí no te va a conocer nadie. No seas tonta.
    
    — Me daba una vergüenza horrible porque pensaba que todo el mundo me miraba, pero después de lo que había sucedido en la habitación, eso parecía peccata minuta. —una vez más le hice caso y mis blancos pechos quedaron al descubierto bajo su atenta mirada.
    
    — Tienes que darte bien de crema… esas tetas no están acostumbradas a ver la luz del sol, son tetitas vampíricas je, je, je.
    
    — Eres tonta
    
    — ¿Me dejas que te dé yo?
    
    — ¡Que dices! ¿estás boba? Cualquiera nos puede ver…
    
    — Que más te da, si no te conocen… anda déjame que te dé yo. —mientras lo decía me quitaba la crema de las manos y me hacía tumbarme boca arriba.
    
    Se situó a mi lado y echó un chorrito de crema en el espacio que separaba las dos tetitas, acto seguido sentí el tacto tibio de sus manos posarse de nuevo con delicadeza y comenzar a esparcirla… noté la suavidad de sus yemas recorrer mi delicada piel. Se deleitaba acariciando mis pechos haciendo un uso del tiempo mucho mayor de lo políticamente correcto. Sus manos siguieron magreando provocando que mi pezón se filtrara entre sus dedos, y de forma disimulada lo pellizcaba, provocando pequeño respingo disimulado…
    
    — Vale ya loca, nos van a ver…
    
    — Espera, te ha quedado un poco de crema aquí… —de nuevo sentí sus manos acariciar mi estómago, sus uñas hacían pequeños surcos en la piel, estas hacían un tortuoso recorrido que terminaba de forma deliberada sobre mi monte de Venus.
    
    Sentía calor, mucho calor. Me dejé hacer incapaz de resistir la dulce tentación de sus dedos lascivos.
    
    Por unos segundos me dejé llevar… cerré los ojos mientras sentía el embriagador roce de sus uñas pasando por mi pequeño montículo. Fue un breve y exquisito lapso que duró el tiempo que me costó despertar al aquí y al ahora.
    
    — ¡Vale ya loca! Eres una pervierte casadas.
    
    — Y lo que te gusta…
    
    — No sé cuándo se te va a meter en la cabeza que soy una señora formal y decente, ja, ja, ja
    
    — Si, súper formal y súper decente…
    
    Pasamos la tarde en la playa hablando y riendo. Me llegaron varios mensajes de mi marido con fotografías de los tres entrando en el estadio. Se sentía culpable y me hacía la pelota. Ver las fotos en el móvil me despertaban del sueño en el que estaba instalada, y me creaba un sentimiento de culpabilidad, un sentimiento que Candela se encargaba de contrarrestar con sus continuas insinuaciones y tocamientos.
    
    — ¿Sabes que me llama mucho la ...
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