1. Emilio - capítulo 7


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Gays Autor: nibelungo72, Fuente: TodoRelatos

    Me desperté el domingo, miré al lado y la cama estaba vacía, bajé al comedor y no vi a Emilio, empecé a llamarle pero no contestaba. Me fijé que encima de la mesa había una hoja, simplemente ponía “adiós”
    
    Pasó un par de semanas sin saber nada de Emilio, aunque lo echaba de menos tampoco lo llamé, sabía que estaba bien y en casa de sus padres ya que me preocupe de espiarle. Me mudé a casa de mi abuela, hice una gran fiesta con mis amigos. Pensaba mucho en Emilio y lo echaba de menos.
    
    Pasaron un par de meses, empecé a hacer obras en el piso, poco a poco con mi sueldo iba reformando el piso y quitándole el peso de los años, empezada a estar contento, cada vez pensaba menos en Emilio, pero cuando lo hacía, sentía un vació en mi interior.
    
    Pasó un año, salgo del armario, lagrimas y alegrías a partes iguales. Perdí algunos amigos, pero otros los conservo hoy en día y nuestra amistad se fortaleció, la relación laboral y familiar se fortalece. Empiezo a ser yo mismo.
    
    Pasaron un par de años, seguía subiendo puestos en la empresa, solo estaba por debajo del encargado. Entró Álvaro en la empresa, un chico joven hijo de un amigo del jefe, un poco lelo pero eso es otra historia, me recordó a Emilio, ya casi ni me acordaba la última vez que pensé en él.
    
    1 de septiembre de 2000, me hacen encargado de la empresa.
    
    1 del marzo de 2002 hacia unos 5 meses que había cumplido los 29 años, monto con un compañero de trabajo mi primera empresa.
    
    Principios de 2003, mi abuela fallece, vendo su piso y me compro una casa en las afueras de Barcelona, la vida no puede ir mejor.
    
    Mediados de 2004 sábado, suena el timbre de mi casa, abro la puerta y es Emilio, han pasado unos 14 años desde la última vez que lo vi. Los granos de la cara se han convertido en cicatrices, no está gordo, pero ha perdido la delgadez que tenía de joven, no aparta la mirada del suelo. Le miro y no digo nada, hay un silencio incómodo.
    
    - ¿Qué haces aquí?
    
    Sin apartar la mirada del suelo
    
    - ¿Puedo pasar Señor?
    
    Dudé unos segundos, en mi interior recordé la rabia y odio, tras su huida me dejó un hueco en mi interior que llené enfocándolo en mi trabajo, esforzarme al máximo para labrarme un gran futuro, ser independiente y lo había logrado, solo tenía relaciones esporádicas que no duraban más de una o dos noches. Gracias a internet, un mundo nuevo se abría y el contacto con otras personas con intereses similares era habitual y aunque no había abandonado mis deseos más sádicos, (es más con la reforma me cree una habitación insonorizada para tal propósito) mis encuentros no duraban más de una noche con la misma persona. Quería decirle lo mucho que lo odiaba, pero no podía, verle produjo un cambio en mi interior y no podía echarlo sin más.
    
    - Entra y cierra la puerta.
    
    Sin mirarme a la cara entró dentro del piso, cerró la puerta y empezó a quitarse los pantalones.
    
    - Para, no sigas, no eres mi esclavo. Dime que quieres.
    
    No se subió los pantalones, llevaba unos ...
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