1. Tentado en el aula


    Fecha: 01/11/2023, Categorías: Jóvenes Autor: baco, Fuente: RelatosEróticos

    ... cara de él, ella erguida, tan derecha como siempre parecía complacida de esa nivelación.
    
    El se volteó a mirarla, ella se acercó lo más posible; la fingida indiferencia de él le evocaba a fantasías de días y días anteriores y le permitía explayarse seduciendo por el simple gusto de saber hasta donde llegaría.
    
    Él sostenía los trabajos y daba las notas correspondientes, ella que sabía que todo era una excusa fingía seguirle la corriente.
    
    Gaby se inclinó, cual niña pequeña que intenta hablarle a un gatito, y empezó a hacerle preguntas sobre los trabajos, prácticamente susurrando en la oreja de él. Esta vez sintió cómo se quebraba.
    
    Cuando sentí su voz tan cerca de mí oído supe que todo estaba perdido. Hay instintos que no se deben socavar. Trata de sostener la elocuencia de mis palabras pero el esfuerzo fue en vano: había tartamudeado, quedado sin habla y al girarme para disculparme o proponer alguna excusa no pude hacer más que mirar sus labios, estaban tan cerca, ligeramente entreabiertos, perfectos.
    
    Ni siquiera me di cuenta que había puesto mi mano en su cintura. Es decir, no me dí cuenta cuándo esa orden fue aprobada por mi cerebro. Simplemente tuve conciencia de su piel bajo mis dedos, tan tibia y suave como hubiese siempre imaginado. Esa zona de su cuerpo estaba desnuda y tampoco entendí de dónde saqué las agallas para apretarla un poco y sentir como las yemas de mis dedos se deslizaban sobre esa cintura. Cuando tuve conciencia de ello, vi que sus ojos me miraban. Lejos de complacida o asustada, su mirada era de victoria. Era la mirada de quien se sabe ganador de la guerra.
    
    Sentí sus dos manos sobre mis hombros. No para apartarme sino más bien para acomodar mi silla hacia ella. En un movimiento la tuve sentada sobre mí. Su mirada de malicia se mantenía y yo no tenía plena conciencia de mis actos ni de mis respuestas. Contemplaba eso como un sueño.
    
    A Gaby le causó un enorme gusto ver a su profesor perdido en las fauces de su propia trampa. Como General que ve volverse a su ejército en contra. Cuando se sentó sobre él, sonrió y adoptó esa cara de niña inocente mientras con sus manos acomodaba el cuello de la camisa de su profesor y paseaba su dedo índice en el pecho de él. Sus manos parecía que lo quemaban. Aunque en realidad permanecía helado o, más bien, contenido. Gaby quería saber hasta dónde podría resistir y empezó a preguntar cosas sobre las clases, acercando su cara de niña buena a él, al punto de que sus narices casi se rozaban. Veía en sus ojos ese deseo crepitando y eso le generaba un placer que ni ella misma comprendía. El profesor en un último esfuerzo llegó a responder, pudo mantener la voz, pero no sus manos tranquilas. Gaby se sorprendió un poco al sentir esas dos manos sobre sus nalgas que la apretaban con firmeza y la acomodaban más cerca de su querida presa.
    
    Sonrió con un poco de malicia antes de arremeter con un fulminante beso que confirmaba las intenciones allí implícitas. Mientras lo besaba, sus manos ...
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