Disciplina doméstica: mi mujer y mi suegra cap 5. - Relatos Eróticos

Disciplina doméstica: mi mujer y mi suegra cap 5.

Mi mujer, la señora Ariana, regresó de su viaje a Francia. Llegó extremadamente feliz y radiante de felicidad. Mi suegra y yo creíamos que era por el cúmulo de experiencias vividas en Francia y su visita al ansiado museo de Louvre. Los días fueron pasando y volvió la normalidad. Vestía de criada, era “Manuela “. Tenía una gran cantidad de tareas domésticas que realizar a diario después de mi trabajo en mi propio l buffet de abogado.El trabajo iba muy bien pero algo había cambiado en casa, algo extraño sucedía.

En los días posteriores al regreso de mi mujer, realizaba mis tareas eficientemente con el culo completamente dolorido. Había vuelto a ser azotado por el ogro de mi sueña en el garaje de una manera brutal. Tenía el culo morado y rojo lleno de granulados de goma provenientes de su correa que perfectamente había diseñado con su máquina de coser. Desconozco el número de correazos que recibí, pero fueron muchos, mas de doscientos seguro, había superado su propio récord la señora Claudia tal como me había prometido. Sentarse en una silla era tarea imposible.

Empecé a notar algo extraño, mi suegra se comportaba de manera normal, dándome mucho trabajo doméstico y castigándome cada vez que tenía oportunidad, aunque no fuese en su garaje, castigos pequeños pero dolorosos. Mi mujer, la señora Ariana dejó de prestarme cualquier tipo de atención. Dejaba su ropa en una cesta en la puerta de su habitación y no se molestaba en entregármela personalmente tal como hacía antes. Mi mujer no era tan sádica como su madre, pero le gustaba entregarme su ropa sucia para lavar y siempre me apretaba los testículos con su mano y los retorcía indicando que quedase bien limpia su ropa o lo lamentaría. Aquel gestó desapareció por completo, dejaba la ropa en la cesta y se olvidaba de mí. Apenas nos cruzábamos en la casa.

Una tarde, descubrí una discusión entre mi mujer y su madre. Ya era una criada experimentada, podía acercarme a hurtadillas con mis tacones sin revelar, situarme detrás de la puerta y escuchar toda la conversación. Discutían acaloradamente, parece que mi mujer Ariana había conocido a un joven francés en su ultimo viaje. Se había enamorado completamente de el y deseaba irse a vivir a Francia. Su madre se lo recriminaba, la indicaba que Vivian muy bien y no tenían problemas económicos. No deseaba que se marchase y arruinase la vida que llevaban en su nueva casa. Todo gracias a mi y mi trabajo, por supuesto, fue lo primero que pensé tras la puerta escuchando a hurtadillas .

Continué escuchando la conversación. Mi mujer, la señora Ariana continuaba indicando a su madre que estaba enamorada y se casaría con Jena Paul. Tras la puerta, seguí escuchando la discusión y llego un momento que exploté. Sabes que si una cafetera la dejáis mucho tiempo al fuego al final termina explotando, pues es lo que me sucedió. Abrí la puerta completamente enojada. Me coloqué en el centro de la habitación y me quité mi vestido de criada delante de las señoras. Tiré el ...