1. La Mansión


    Fecha: 23/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos

    ... por encima, dispuesta a aclarar todas sus dudas antes de empezar con el estudio de campo.
    
    —Veamos, al parecer se mudaron a la casa a principios de los años setenta.
    
    —En efecto, querida. Llevábamos un mes casados cuando nos trasladamos a España. En realidad fue un golpe de suerte. —le explicó Jane— Mi marido había estado buscando un apartamento en la ciudad, cuando una tía abuela suya murió, dejándole a él como único heredero. La verdad es que no había mucho dinero, pero la mansión estaba en perfectas condiciones y con unos pocos arreglos estaría lista para que nos instalásemos y formásemos allí nuestro hogar.
    
    —Veo que no hicieron muchos cambios.
    
    —Al principio no teníamos mucho dinero y luego comenzamos a cogerle cariño a la casa. La verdad es que en el fondo Emilio y yo éramos unos románticos. Era como vivir en el siglo diecinueve y en cuanto tuvimos dinero suficiente, lo único que hicimos fue contratar a Sebastián. Además del mayordomo perfecto, es un entendido en la restauración de antigüedades.
    
    —Lo que más me sorprende de todo es que tardases tanto en darte cuenta de la aparición de los sucesos sobrenaturales. —comentó Nadia, apuntando algo en el margen y pasando varias páginas hasta el siguiente punto de interés.
    
    —En realidad fue una casualidad. La casa era bastante grande para nosotros. Nuestro matrimonio fue muy feliz. Amaba a mi difunto marido con locura, pero no tuvimos hijos, así que una habitación en el extremo del ala oeste de la planta baja no resultaba muy atractiva para dormir en ella. Tampoco necesitábamos más espacio así que decidimos conservarla tal como la habían dejado los anteriores inquilinos y permaneció cerrada. Apenas la visite tres o cuatro veces en cuarenta años.
    
    —¿Y el mayordomo?
    
    —Alguna más, pero solo para quitar el polvo. De hecho se la ofrecimos a Sebastián, pero es de la opinión que un mayordomo no debe permitirse ese tipo de lujos y prefirió quedarse con una habitación más modesta en la buhardilla. —respondió Jane.
    
    —Entiendo. ¿Y entonces por qué cambió de opinión con respecto a la habitación?
    
    —¡Oh! Es muy sencillo. Hace un par de meses tuve un pequeño accidente, nada grave. Torcí un tobillo al pisar mal en el camino de acceso y el médico me recomendó hacer reposo absoluto. Al parecer le preocupaba mi oste...o...porosis. —pronunció la mujer con cierta dificultad— Así que Sebastián y yo convinimos en que lo más práctico sería que durmiera en la habitación del ala oeste. Lo único que hizo Sebastián fue cambiar el somier y el colchón por algo más moderno y cómodo, pero que se adaptase a las medidas de la cama.
    
    —Y entonces ocurrió... —se adelantó Nadia.
    
    —No inmediatamente. —respondió la mujer— Las dos primeras noches no ocurrió nada, pero la tercera un ruido como de arañazos en el papel pintado me despertó. En cuanto abrí los ojos, una luz verdosa parecía envolver la cama. La verdad es que no me quedé a ver qué pasaba. Llevada por el pánico no me acordé de mi pie herido y salí ...
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