1. La Mansión


    Fecha: 23/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos

    ... casi por sorpresa. Nadia lo acompañó con un grito ahogado y se relajó pensando que ya se había acabado todo, pero su amante siguió besando y acariciando su cuerpo, haciendo que el deseo no disminuyera. Oleadas de placer la recorrían, haciendo que su cuerpo se estremeciese y su placer aumentase poco a poco. Cuando se dio cuenta estaba masturbandose con furia, mientras el fantasma la follaba con golpes secos y profundos que hacían temblar la cama.
    
    Jamás había sentido algo así. Se sentía como en una montaña rusa. El placer subía y bajaba. Los orgasmos se sucedían; unos menos intensos, otros tan fuertes y prolongados que temía perder el sentido. Estaba en una especie de carrusel de placer sin fin.
    
    —¡Te amo, pequeña! ¡Ven conmigo! ¡Acompáñame! ¡Juntos para siempre! —susurró el espectro a su oído.
    
    —¡Sí! ¡Sí! ¡Soy tuya!
    
    El capitán asintió y la besó en los labios mientras con sus manos le oprimía el cuello con suavidad. Nadia sintió como el fantasma la acometía cada vez con más intensidad, a la vez que iba ciñendo su cuello cada vez más estrechamente. El placer que recorría su cuerpo era tan intenso que tardó unos segundos en darse cuenta de que no podía respirar. Nadia abrió los ojos y apartó las manos de su sexo, intentando apartar las de su amante del cuello, pero era demasiado fuerte. Sintió el corazón latir a toda velocidad, intentando compensar inútilmente la falta de oxígeno. Abrió la boca para preguntarle por qué le hacía eso, pero el soldado se limitó a besar sus ojos anegados en lágrimas y a moverse con más intensidad dentro de ella, haciendo que el placer se intensificase hasta hacerse casi insoportable. En ese momento el capitán, con dos empeñones que hicieron temblar la cama, se corrió dentro de ella. Aquella explosión, de un frío ardiente desató un orgasmo bestial en Nadia. Que se retorció golpeada por una descarga de sensaciones magnificadas aun más por la falta de oxígeno. Su cerebro ya no era suyo, el corazón se fue ralentizando poco a poco hasta que el placer se apagó con él. Miró a los ojos a su amante unos instantes antes de que todo se volviese de un blanco luminoso. El resplandor la cegó y tuvo que poner la mano ante los ojos a modo de visera para poder ver algo. En el centro de ese halo luminoso estaba el capitán, haciéndole señas para que lo siguiese...
    
    ***
    
    —Buenos días, Estrella. —saludó el teniente Ramos mientras sacaba el paquete de cigarrillos del bolsillo de la gabardina.
    
    La doctora lo miró desde detrás de la máscara protectora y le censuró:
    
    —Sabes de sobra que aquí no se puede fumar, Milo. —replicó la mujer por todo saludo.
    
    —Sí ,ya lo sé, pero no se me ocurre otra forma de quitarme de encima este pestazo. —dijo el policía encendiendo el cigarrillo sin hacer caso a la doctora.
    
    La mujer se encogió de hombros dando la discusión por perdida y siguió trabajando en el cuerpo de aquel hombre de sesenta años. Un jubilado que se había metido en medio de una reyerta de bandas y había acabado cosido a ...
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