1. En el mercadillo con el padre y el hijo


    Fecha: 22/08/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Elena y tengo 46 años, estoy felizmente casada con Héctor que es director de banca y tenemos 2 hijas preciosas de 12 y 15 años.
    
    Llevamos 18 años de felicidad conyugal y desde siempre me he encargado de llevar la casa, criar a nuestras hijas intentando colaborar y apuntándome a todas las actividades en las que participaban nuestras hijas.
    
    Soy una mujer normalita, mido 1.67 algo rellenita pero con un cuerpo bien proporcionado y unos pechos grandes, duros y con unos pezones muy grandes. Siempre me he cuidado y me gusta salir siempre arreglada a la calle, aunque sea para ir al gimnasio.
    
    Nuestras vidas transcurrían con total normalidad, nos llevábamos bien, y el sexo que durante los primeros años llenaba todas mis inquietudes, poco a poco se empezó a volver rutinario, hasta el punto que de vez en cuando tenía que recurrir a mis amiguitos darme placer y calmar mis necesidades más íntimas.
    
    Todo iba bien, hasta que el verano pasado estando en la casita de la playa sucedió lo que nunca imaginé.
    
    Eran las 10 de la mañana, un día de calor insoportable, mucha humedad y día de mercado en el pueblo. Me salí a hacer las compras del día, iba vestida con una camisola que se me ajustaba bastante y que dejaban ver la parte de arriba de mis pechos, que como he dicho antes, aún se conservaban grandes y duros a pesar de mi edad. Para la parte de abajo llevaba una malla ajustada como las del gimnasio que me llegaba hasta mis pantorrillas, fuertes y duras gracias a mis sesiones en el gimnasio.
    
    El mercado estaba lleno de gente y a pesar de la hora y el calor que hacía, me iba encontrando con gente del pueblo, parando a hablar con uno y con otros. De repente me acerqué a una parada de ropa interior de mujer, iba pensando en mis cosas, me puse a remover entre las prendas y un chico de aproximadamente unos 24 o 25 años se acercó a atenderme.
    
    Mientras hablábamos y me ofrecía alguna prenda del color que le estaba pidiendo, mi vista se fue por un momento detrás del chico, junto al lado de la furgoneta donde pude ver detrás de las típicas cortinas que separan las paradas de venta, una persona que a la postre pude saber que era su padre y que miembro en mano estaba orinando.
    
    La situación no hubiera ido más allá del estupor de ver a una persona meando en medio del descampado, si no fuera por el tamaño del miembro que era sostenido por esas manos que tampoco eran pequeñas. El individuo medía casi 1.90 metros, fuerte, piel morena del sol y de espaldas anchas, quién casi sin finalizar su faena giró la cabeza y zas.. me pilló en infraganti mirando su extremadamente grande pene.
    
    Una sonrisa dibujó su cara sin soltar su verga y no sé porque pero tuve un acto reflejo de abandonar la paradita y con mucha prisa y sin dejar de pensar en lo que acababa de ver.
    
    El chico se quedó extrañado ante mi inesperado movimiento, pero al darse la vuelta y ver a su padre llegar desde detrás de la furgoneta subiéndose la bragueta ya lo comprendió todo, acababa de ...
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