1. Me volví a comer la verga de mi hijo en un bar


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Dana, Fuente: TodoRelatos

    ... al bar, ya casi era la hora de irnos.
    
    Al salir de nuevo a la sala, mi hijo Paul se quedó mirándome y yo le pasé el bolso que llevaríamos al bar y le dijo que si él quería echar ahí algo para más tarde. Lo miré con cara de lascivia y me contorsioné sexualmente y le dije que nos tomáramos otras copitas y le dije que saliéramos, que ya el bar debía estar abriendo, donde hoy debíamos desinhibirnos y pasarla bien. Paul fue al baño y cuando salió nos fuimos a tomar un taxi a la carrera 30, cerca de donde vivimos.
    
    Preferí que bajáramos por las escaleras, así me podría ir acostumbrando al caminar en la calle y en el bar con esas zapatillas y contornear mi cuerpo de puta que iba apenas cubierto por la ropita que llevaba puesta. Paul me servía de apoyo y así salimos a la calle, donde apenas me vieron los transeúntes se llevaban la mano a la boca y otros se quedaban mirándome, pero nosotros seguimos caminando y en el parque nos sentamos un momento para descansar mis piernas y la pena que estábamos sintiendo los dos. Me relajé y le dije que al fin y al cabo varias parejas hacían lo mismo y que nadie sabía hasta ahora que éramos madre e hijo. Le abrí lentamente mis piernas para que viera que mi entrepierna ya estaba húmeda por él, me arreglé un poquito el vestidito y subí una pierna sobre la entrepierna de mi Paul, le dije que era para que nos relajáramos un poco, que todo iba a estar bien, le cogí la mano y se la puse sobre mi pierna para que sintiera mis medias veladas y me acariciara un poco de tal forma que fuéramos entrando en calor y pareciéramos novios.
    
    Al llegar a la carrera 30 tomamos casi de una un taxi que a lo mejor paró al verme conforme iba vestidita y cómo mis piernas me empezaban a temblar de placer. Nos subimos y le di la dirección del bar y le puse la mano encima de la entrepierna a mi hijo, le acaricié esa hermosura de verga que ya le estaba creciendo, le bajé el cierre y le metí mi mano para sacarle ese tolete de carne y dejarla así en el aire, no me dijo nada, me estiré el vestidito que insistía en recogérseme a pesar de la franjita siliconada. Me agaché a mamársela, a lo cual el conductor noté que se dio cuenta, al cuadrar el retrovisor. Cerré mis ojos y puse la mejor cara de puta que ya tenía y me le acerqué lentamente a la entrepierna de mi hijo, me metí suavemente la verga en mi boca, la dejé entrar hasta donde más pude y la volvía a dejar salir para sentirle toda la longitud pasando por mis labios hasta llegar a lo profundo de mi garganta de perra en celo. Al rato de estársela chupando a mi hijo, me levanté y miré donde íbamos y entonces el conductor del taxi, al parar en el semáforo, nos preguntó que a qué lugar específico nos debería dejar y yo le dije que en la esquina porque no me acordaba el número exacto del sitio. Cuando llegamos, Paul se arregló y nos bajamos, le pagué la carrera al taxista y le di las gracias por la discreción, me estiré un poquito el vestidito y nos dirigimos calle arriba hacia el bar. Caminaba ...
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