1. Lázaro, el nuevo vecino


    Fecha: 26/03/2019, Categorías: Gays Autor: Alejandro1987, Fuente: CuentoRelatos

    ... antojos.
    
    –Tengo unas ganas de metértela por el culo, que ni siquiera te imaginas –me susurra al oído mientras retoza con su glande entre mis nalgas.
    
    –Si, métemela toda papi, quiero que me violes. Quiero ser tuya –Ni siquiera me reconocía a mí mismo con aquél desparpajo lujurioso de puta en cuaresma.
    
    –Ya tú verás cuando te ensarte que vas a trepar por la pared sin ser araña. –Sin darme tiempo a nada, apuntó y me embistió con aquella arma letal y pegué un grito del dolor que sentí. Él se quedó quieto dentro de mí y la fue sacando despacio, yo le rogué que no la sacará y así lo hizo pero ahora volviendo a meterla y besándome el cuello, las orejas.
    
    –¿Te gusta así mami?
    
    –Sí, me gusta mucho papi.
    
    –Ahora cuando yo te vaya penetrando tu pujas y cuando la vaya sacando tu contraes el culo. ¿Está bien?
    
    –Sí papi, como tú digas. –le digo.
    
    –Ya tú vas a ver que no vas a encontrar en el mundo una pingona como la mía, ni un macho que te haga tan feliz. –Me siguió dando cintura hasta que no pudo más –me vengo, me vengo, ahhh, ahhh, qué rico cojones, qué cosa tan rica, ahhh, ahhh –sentí cómo su semen me llenaba el interior de mi recto. Se quedó inmóvil por un rato, desplomado encima de mí. Entonces quiso sacarla y que cagara toda la leche que tenía dentro sobre la toalla, así lo hice.
    
    –Mastúrbate, que quiero tomarme tú lechita, –cuando ya notó que me iba a correr acercó sus labios y mamó como un ternero, chupándome toda la pinga.
    
    Después que gozáramos muchísimo ambos, nos quedamos tumbados, exhaustos sobre la cama, nos fuimos después de un rato a la ducha y refrescamos nuestros cuerpos con agua muy fría. Lázaro se vistió y me dio un beso muy dulce.
    
    –He pasado una noche inolvidable. –me susurró al oído.
    
    –Yo me he sentido muy a gusto contigo Lázaro. Eres un semental.
    
    –Nos veremos muy pronto Alex.
    
    –¡Seguro! y prepara bien tu culito que donde hay desquite no hay agravio –Nos reímos y él se marchó.
«1234»