1. Lázaro, el nuevo vecino


    Fecha: 26/03/2019, Categorías: Gays Autor: Alejandro1987, Fuente: CuentoRelatos

    Conocí a Lázaro cuando su familia se mudó para mi calle. Ese año se había graduado de jurista y trabajaba en un reconocido bufete de abogados, gracias a las influencias de su padre. Desde la primera vez que lo vi me impresionó gratamente. Otro vecino nos presentó a mí y a mi esposa y comenzó, desde ese instante, una relación muy cordial, nos visitábamos mutuamente y compartíamos en parejas con él y su novia, una estudiante de medicina.
    
    Ellos estaban esperando que ella se graduara para casarse. Se veían muy enamorados y él se desvivía en atenciones a su joven novia. Desde el primer momento sentí que ambos sentíamos una cierta atracción física. Yo era unos años mayor, ya había cumplido 29 y él tenía 24. De complexión atlética, piel bronceada, pelo muy negro y unos ojos azules que enamoraban a cualquier mortal del sexo que fuera. Yo solo había conocido a otro chico, un adolescente de unos 16 años, de piel trigueña y ojos azules, bellísimo también, pero nunca tuvimos nada que ver.
    
    Unos meses después, Lázaro viene a verme y me dice muy contrariado que a su novia le han concedido una beca para especializarse, en una importante clínica de la ciudad de Houston. Yo le doy ánimo y le digo que a lo mejor se pueden casar e ir a vivir juntos a aquella ciudad y él cree que eso no podrá ser posible pues no puede renunciar a su futuro prometedor en aquel bufete.
    
    –Pero Lázaro, no puedes ser pesimista. Mira yo, Paula está haciendo su postgrado y es cierto que estaremos un año separados, pero cada vez que pueda, y que la economía me lo permita iré a verla y a pasar algún fin de semana juntos.
    
    –¡Qué va!, no es lo mismo, Alejandro. Tres años es mucho tiempo –lo miro y noto que un par de lágrimas están corriendo por sus mejillas. Estamos de pie y le paso el brazo sobre sus hombros y le trato de dar ánimos. Él me abraza llorando desconsolado, siento en ese momento una mezcla de pena, pero también de deseo. Correspondo a su abrazo y lo estrecho fuerte contra mí, solloza. Poco a poco se va calmando y yo intentando reprimir unas fantasías sexuales, que he tenido con él en los últimos días, pues considero sería muy oportunista de mi parte, si me aprovechara de la situación. No obstante si me deleito con el olor de su pelo y se lo acaricio suavemente. A pesar de los esfuerzos, no puedo evitar que comience a tener una erección y siento que él la está teniendo también, entonces disimulo y me separo de él y nos sentamos. Estoy un poco confundido, pero creo que él lo está más. Le propongo tomarnos un trago y lo acepta.
    
    –¿Qué prefieres?
    
    –Lo dejo a tu elección –Me levanto, voy al bar y preparo dos vasos con whisky escocés, con agua y cubitos de hielo. Se lo alcanzó.
    
    –Perdóname –me dice y se lleva el vaso a los labios, bebiendo un buen sorbo de la bebida, –ha sido un momento de debilidad. –Se sonríe nervioso y levanta el vaso para brindar.
    
    –¡Por nuestra amistad! –choco mi vaso con el suyo y repito su brindis:
    
    –¡Por nuestra amistad! –Ambos dejamos los ...
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