1. Dr. Slipper y Mr. Hyde (III)


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anejo, Fuente: TodoRelatos

    ... nuestro sector y siendo mujeres para apoyar la lucha obrera.
    
    Los dos hombres parecieron algo perplejos por la pregunta. Su manual "el manifiesto" definía las bases de la lucha revolucionaria, pero no se ocupaba del papel de las mujeres o las minorías étnicas.
    
    Samantha hizo a Rosita y Leonor una seña convenida. Era hora de empezar el show para que ella pudiera robar los borradores de trabajo de aquellos pensadores.
    
    Yo admiro a los intelectuales. Mucho, mucho. - anuncio Leonor - muchísimo - y ocupó un lugar en el sofá al lado de Karl.
    
    Y yo - corroboró Rosita acomodándose muy pegadita al larguirucho Friedrich
    
    Amigas, son ustedes tan bellas que apenas podemos usar la inteligencia en su presencia - observó Karl tomando las manos de Leonor.
    
    Eso - abrevió Friedrich, y pasó amistoso un brazo por los hombros de Rosita.
    
    Las chicas vieron llegado su momento. Sin más dilación procedieron a besar a ambos viejitos, con lengua y pasión, acariciando sus pobladas barbas y cabalgando sobre sus rodillas como dos nietecitas traviesas.
    
    Sam había accedido al despacho donde los pensadores trabajaban. Había cientos de folios, carpetas y más de mil libros expuestos en ocho monumentales estantes. Desde luego, aquellos tíos se documentaban.
    
    El orden puede ser muy útil en el trabajo, pero también puede abrir la puerta a los espías para facilitar la sustracción de información. En un estante, Karll tenía ordenada su correspondencia. Sam busco "USA" y se hizo con un cartapacio repleto de hojas ordenadas por fechas. Allí había información relevante para conocer los planes de los revoltosos norteamericanos.
    
    En el salón las cosas se habían salido de madre claramente. Rosita, ya casi desnuda, bailaba sinuosamente en las barbas de Friedrich, mientras Leonor, desnuda ya del todo, chupaba golosamente el miembro del sabio Karl, que se sentía transportado al paraíso socialista sin necesidad de acceder al control de los medios de producción.
    
    Un campanazo violento vino a interrumpir la orgía. Friedtich, que conservaba cierta compostura, se levantó a abrir, mientras Rosita se cubría someramente y Leonor seguía a lo suyo, sin percatarse de nada.
    
    Friedrich fue a abrir con precaución y se vio empujado violentamente por la hoja de la puerta. Un torbellino de colores, perfume y cabellos desmelenados irrumpió en el domicilio de Karl.
    
    ¡Ahora sabrás lo que es bueno, viejo verde! - rugió la figura descocada - te voy a dejar más seco que el desierto de Gobi.
    
    Rosita salió corriendo. Aquella voz le era familiar. Acerto a distinguir una mujer de curvas desbocadas cabalgando sobre Friedrich, que yacía tendido en la alfombra, inmovilizado por el estupor y por los muslos de la intrusa. La amazona se desabrochó el vestido, y dos ubres del tamaño de calabazas de certamen agrícola se desbordaron sobre el rostro del filósofo.
    
    Rosita distinguió la espesa mata de pelo de aquella leona y todo el vello de la piel se le erizó cuando reconoció el tatuaje que el ...