1. La Sacerdotisa De La Noche: Noche 6


    Fecha: 19/08/2019, Categorías: Transexuales Autor: Liver96, Fuente: TodoRelatos

    ... Daemeeth se apartó de ellas con expresión abatida antes de reunirse con Dalikha y Biseni; la sierva secreta a la que Aalyat había hecho mención a su criada, que recordó su reunión antes del ritual en la cual le había entregado la llave falsa con la que convencería a sus hermanas de ir directo a la trampa.
    
    “Ha estado muy convincente, Sacerdotisa Diamnith,” la alabó Biseni. La acólita renegada permaneció callada, mirando a Dalikha.
    
    “Con qué autoridad has hecho esto?” cuestionó con severidad.
    
    “Son los deseos de nuestra Gran Señora, no recuerdas? Hay que volver para recibirla y preparar todo para la ceremonia final,” indicó Dalikha desafiante, que ordenó a los guardias transportar a Dogannu de vuelta a su celda.
    
    Vilipendiadas y agredidas por los fanáticos, las Sacerdotisas de Sol se encerraron en la casa de Kesri, la cual insultó a Edrok por todo lo ocurrido y aparentemente haber corrompido a Diamnith. El joven, callando la verdad, se marchó de allí a la casa de su padre.
    
    Biseni se arrodilló y besó el Anillo de Aalyat cuando esta regresó del templo, dándole la bienvenida. Dalikha y Daemeeth miraron asombradas a su señora, que lucía una palidez mortuoria; como si no tuviese sangre en las venas, el rostro marchito y reseco.
    
    Mirlya se quedó dormida junto a Evarod. Unos pasos suaves se escucharon; hechos por una persona enfundada en botas de cuero trenzadas. Inclinándose sobre el moribundo guerrero, pasó la mano por encima de su espalda y éste dejó salir un leve quejido. Incorporándose, se esfumó de allí de la misma manera en la que apareció.
    
    Forcejeando con los guardias, Dogannu fue arrojado a la oscura celda y se quedó solo de nuevo. La oscuridad y el frío de la noche los podía sentir en lo más profundo de su alma. Derramó lágrimas de pena en silencio, sabiendo que le quedaba poco tiempo. Así estuvo, solo y abandonado por todos… y aunque su sensación de desesperación no mitigaba, incluso así pudo cerrar los ojos; sin necesidad de ello por la falta de toda luz, y como si fuesen fragmentos inconexos; recordó muchas cosas que creía haber olvidado.
    
    Recordó a su padre, arando juntos en el campo, la primera vez que habló con Aalyat, correr juntos hacia el cedro. Momentos felices que parecían lejanos o recuerdos de una persona diferente. Inclusive a Saerhys, con quien experimentó los últimos ratos de paz… bajo la sombra del cedro.
    
    Y vio en su mente el amuleto que le había obsequiado. Lo podía sentir en el bolsillo de su ropa y como pudo lo sacó y lo asió con fuerza en su puño cerrado. No era que esperase una solución a su terrible situación pero era lo único que le quedaba de ella…
    
    “Ojalá no te hubieses ido…” repuso quedamente Dogannu, pensando en Saerhys.
    
    Agudizando el oído, Dogannu juró escuchar un susurro imperceptible. No era fruto de su imaginación o locura, el susurro fue incrementando su intensidad hasta que pudo reconocer que era… unos pasos. Había alguien más encerrado con él y el joven sintió temor de una muerte ...