La Sacerdotisa De La Noche: Noche 6 - Relatos Eróticos

La Sacerdotisa De La Noche: Noche 6

... solo empujaba sino que presionaba la otra polla, logrando empujar la punta de su glande dentro. Dogannu gemía, aún besando a Aalyat y su lengua recorriendo su boca, despacio el glande de la otra Aalyat ya estaba dentro de su culo, estirando aún más su esfínter.

Por suerte para él, ella no introdujo el resto de su miembro viril de una sola vez; sino que centímetro a centímetro se fue deslizando dentro, llenando aún más sus entrañas.

“Mmmnnngg…” gimió Dogannu, silenciado por el beso de Aalyat; al sentir su culo empotrado por dos pollas a la vez.

En un minuto que pareció una eternidad, ambas trancas estaban apretadas dentro de su estirada cavidad anal. Aalyat apartó sus labios y el joven gimió, entrecerrando sus ojos a medida que oleadas de placer subían por su espalda; provocando espasmos y más jadeos agudos.

“Eres solo un puto blasfemo… arrgh… y los blasfemos son follados de esta manera,” murmuró ella con voz cargada de morbo.

Los senos de la otra Aalyat se apretaron contra su espalda, en tanto sacaba un poco de su barra de carne. Cuando anticipó el suave empellón de regreso a su culo, la verdadera Aalyat aprovechó y comenzó a sacar un poco su polla mientras la de su reflejo se hundía de vuelta, Dogannu puso los ojos en blanco y gruñó; la Aalyat encima de él ronroneó en celo y mordió su oreja, tirando un poco de ella y haciendo que el muchacho gimiese más, sus sentidos extraviados en el placer que experimentaba.

Aalyat empujó su polla dentro, esta vez su reflejo hizo lo opuesto y la empezó a sacar; Dogannu solo gemía sin control, desbordado por el enorme placer, de nuevo volvió a notar como una polla iba y la otra salía. Poco a poco esta perfecta y excitante sinfonía siguió dilatando y abriendo su culo como nunca antes, atreviéndose juntas a moverse un poco más rápido.

“Ooooohhhh jodeeeerr!” gimió él, algo en él era salvajemente estimulado y su polla pulsaba atrapada entre su cuerpo y el de Aalyat, corriéndose y dando grandes voces que resonaron en el silencio de la cueva.

La Aalyat sobre la espalda de Dogannu comenzó a mover sus caderas con mayor soltura, su polla entraba y salía con más facilidad. Al mismo tiempo, la verdadera Sacerdotisa aceleraba su vaivén; acoplándose al de su reflejo y ambas pollas entraban y salían del culo del muchacho al mismo tiempo.

Los tres gemían, jadeaban y gruñían al unísono, Dogannu se tranquilizó un poco después de su poderoso orgasmo, limitándose a estar entre ellas, jadeando sin parar y sin pensar nada más que en seguir disfrutando el retorcido y profano ritual que lo estaba llevando directamente a un abismo de placer sin fondo. Con cada empellón, su culo era estirado al máximo, permitiendo que esas magníficas trancas horadasen profundamente su intimidad, expandiendo las oleadas de placer a cada centímetro de su anatomía, expresada en sus constantes gemidos.

Aalyat le miraba con el deleite en el rostro, exhalando airadamente y profiriendo gemidos y obscenidades sin parar. Una ...