Iniciando a mi primo - Relatos Eróticos

Iniciando a mi primo

... volvió a correrse en mi interior rellenándome con su denso esperma.

Después de una buena ducha desayunamos y nos montamos en el coche de vuelta a casa. En el trayecto estuvimos todo el rato hablando de sexo. Mi primo me interrogaba sobre mis aventuras con Juan y Marcos, me preguntaba por el placer que sentía cuando me la metían porque me había visto tener unos orgasmos muy fuertes. Quería saber todo, dónde y cuándo teníamos nuestros encuentros. Insistía en que nunca se la habían comido como yo lo había hecho, al llegar a su casa bajamos con el coche a su garaje, yo había dejado el mío en su plaza para irnos los dos juntos. Cuando nos bajamos del coche, se abalanzó a mí, me arrinconó en un espacio oculto a miradas indiscretas y comenzó a besarme, algo que no había hecho antes. Mientras nos morreábamos comenzó a magrearme el paquete y yo le agarré sobándole el culo. Me abrió los pantalones y sacó su rabo y el mío, los juntó y comenzó a subir y bajar pajeando ambos miembros a la vez. Nuestros capullos rozaban entre sí y nuestras bolas se golpeaban entre ellas con el sube y baja de su mano. Se separó y escupió sobre ambos nabos para lubricarlos y continuó jugando con ellos mientras nos morreábamos. Nuestras lenguas se entremezclaban luchando entre sí por invadir la boca del otro. Nuestras lenguas estaban entregadas en un morreo interminable a la vez que nuestras pollas unidas por su mano nos hacían disfrutar enormemente de aquella paja conjunta. Al poco comenzó a soltar chorros de lefa que nos pringaron las camisas y cayeron también sobre mi capullo, con su semen de lubricante siguió pajeándome, sujetando ambas pollas hasta que comencé también a soltar leche.

Nos limpiamos como pudimos los lamparones de lefa de nuestras ropas y nos despedimos, me monté en mi coche y se acercó a mi ventanilla, la bajé y me dijo: “esto habrá que repetirlo”. Me fui a casa conduciendo con una sonrisa en la boca, mi esfinter palpitaba al recordar la noche pasada con primo, deseando volver a ser atravesado, y yo tenía la satisfacción de que ya había encontrado a alguien más con quien satisfacer mis ocultos instintos.