1. Iniciando a mi primo


    Fecha: 18/08/2019, Categorías: Gays Autor: jjrico, Fuente: TodoRelatos

    ... él conocía a ambos, a mi vecino de verlo por mi casa y al monitor porque también iba a ese gimnasio. Yo decidí no escatimar en detalles contándole lo que sentía al taladrar a mi vecino o al monitor por sus estrechos agujeritos o como me sentía de lleno cuando me taladraban. Tan explícito fui que noté que a mi primo se le volvía a poner morcillona. Le comenté que se le veía necesitado porque paracía que su amigo requería otra vez atención. Me recosté de nuevo sobre él, se la agarré y empecé a comérsela por segunda vez, subía y bajaba por su tronco deleitándome con la lengua recorriendo sus venas y bajando para lamerle las bolas. Yo quería volver a sentir un rabo dentro de mí, así que cuando la tenía de nuevo totalmente dura me acerqué a mi mochila y cogí un lubricante, llevaba la misma mochila que al gimnasio y allí nunca faltaba un bote por si acaso. Le embadurné la polla en lubricante y me eché en mi agujero repartiendo un poco por el interior con un dedo.
    
    Mi primo me dijo que si estaba seguro de lo que estaba haciendo y yo le dije que si no quería meterla en algún agujero. Como no respondió lo tomé por un sí, me senté sobre él cara a cara y me restregué su rabo por la raja para ayudarme a lubricarme más. Se la agarré y apunté hacia mi esfínter, estaba poco dilatado por lo que me costó trabajo que entrase, cuando la punta traspasó mi anillo sentí un dolor que me dejó sin respiración. Carlos lo notó y me acarició las pelotas y el rabo morcillón para relajarme. Me le saqué para echar un poco más de lubricante y volví a sentarme sobre su rabo, esta vez entró ya con más facilidad. Poco a poco fui bajando, empalándome con su rabo hasta que noté que me la había clavado del todo. Aguanté un rato acariciando su torso y pajeándome para relajarme y cuando me acostumbré a su contorno comencé a subir y bajar poco a poco.
    
    Fui subiendo de intensidad cada vez más, estaba en el cielo, hacía casi un mes que no tenía un rabo taladrándome las entrañas y enloquecí. Botaba sin parar clavándome la polla hasta el fondo y subiendo hasta casi sacarla por completo, cuando notaba que la base de su capullo me atravesaba el anillo, volvía a bajar para clavármela hasta el final de nuevo. Mi polla, endurecida de nuevo, rozaba con el abdomen de mi primo cada vez que subía y bajaba. La cara de Carlos reflejaba el placer que sentía, no paraba de gemir me agarraba el culo para ayudarme a subir y movía su pelvis para clavármela hasta el fondo cada vez que bajaba. Llevaría unos diez minutos saltando sin parar cuando mi primo me agarró la polla y empezó a pajearme; yo no pude aguantar más y empecé a correrme, con los ojos en blanco empecé a soltar trallazos que le llenaron el abdomen cayéndole alguno en la cara y la boca que tenía entreabierta, por lo que no pudo evitar poner una mueca de asco. Pero cada uno de mis trallazos hacían que mi esfínter se contrajese, lo que le provocó que a él le llegase el momento también, se olvidó de mi lefa, me agarró el culo y me la clavó ...
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