Iniciando a mi primo - Relatos Eróticos

Iniciando a mi primo

Para quien no haya leído mis relatos anteriores os pongo en situación. Tengo 42 años, estoy casado con dos hijas de corta edad, me mantengo en forma gracias a la natación y hace poco que me inicié en el sexo con otros hombres. Fue en una temporada de Rodríguez en casa, cuando mi joven vecino Juan me hizo descubrir placeres que no había conocido antes; pasión que compartimos a veces con Marcos, un monitor de nuestro gimasio bien dotado. Pero la llegada de las vacaciones truncó nuestras olimpiadas de sexo.

La vuelta del paréntesis estival nos trajo algunas novedades importantes y una nueva etapa a nuestras vidas en la que nuestros encuentros se hicieron cada vez más difíciles. Mi familia ya estaba de vuelta por lo que yo tenía poco margen de maniobra. Además, Juan se echó novia durante las vacaciones, la única buena noticia llegó con la jubilación del padre de mi vecino, que les hizo tomar la decisión de quedarse en la playa mucho más tiempo, por lo que Juan seguía solo en casa.

Pero ahora tenía que compartir su polla con su novia. En algunas ocasiones, se la llevaba a casa, me avisaba y se ponían a follar en su estudio, para que yo pudiese espiarlos desde mi despacho. En la distancia me pajeaba mirando cómo echaban el polvo, deseando ser yo el empotrado en lugar de su novia.

Con Marcos también teníamos complicado cuadrar, en un par de ocasiones le tocó a él cerrar el gimnasio, por lo que Juan y yo acudíamos a nadar a última hora haciéndonos los rezagados en el vestuario para poder quedarnos solos y, ya con el gimnasio cerrado, dar rienda suelta a nuestra lujuria.

Pero el principal problema llegó a finales de mes, Marcos se lesionó en el trabajo y se tuvo que dar de baja y a Juan le salieron unas prácticas de su carrera en otra ciudad, por lo que tuvo que marcharse y sólo volvía algunos fines de semana, cuando yo estaba con mi familia a tiempo completo y el tenía que compensar a su novia.

Por todo esto, el mes de octubre transcurrió bastante aburrido, mi mujer me ayudaba a bajar mi calentura cada vez que yo le insistía, no me podía quejar, pero yo deseaba comerme una buena polla o que me follasen el culo, y eso no era posible. Lo compensaba matándome a nadar en el gimnasio por lo que me sentía cada vez en mejor forma, y mi figura lo reflejaba, cada vez que encontraba mejor físicamente. Pero me estaba planteando buscar un sustituto para satisfacerme.

En los últimos días de octubre a mi madre y mis tíos les surgió un papeleo en el pueblo y nos mandaron a mi primo Carlos y a mi para solucionarlo. Carlos en sólo un año mayor que yo y siempre hemos estado muy unidos, desde adolescente le ha encantado practicar deporte, ciclismo, natación y atletismo, hoy día sigue igual, incluso corre algún maratón y triatlones. Tiene un cuerpo espectacular que siempre he envidiado, además es totalmente lampiño, apenas unos vellos en línea por debajo del ombligo y en el pubis. Está casado con tres hijos, y siempre ha sido muy caliente su mujer es algo ...