1. Iniciando a mi primo


    Fecha: 18/08/2019, Categorías: Gays Autor: jjrico, Fuente: TodoRelatos

    ... hasta el fondo, aguantado con la polla clavada mientras soltaba sus trallazos rellenándome con su semen.
    
    Nos fuimos a la ducha juntos, mientras caminaba notaba como la lefa de mi primo me salía y chorreaba por las piernas. Nos lavamos bien y al salir de la ducha comprobamos que en toda la casa sólo estaba hecha una cama de matrimonio, por pereza decidimos que no merecía la pena ponernos a hacer otra así que nos acostamos juntos en calzoncillos bajo el mismo edredón de plumas.
    
    Al amanecer me desperté y fui al baño, tenía agujetas en las piernas de haber estado botando el día anterior, no quería que aquello acabase, necesitaba más polla. Cogí el bote de lubricante y lo dejé en la mesita de noche de mi primo, me quité los calzoncillos y me metí desnudo bajo el edredón, pero el cansancio me pudo y quedé dormido de nuevo de lado dándole la espalda a mi primo. No sé cuánto tiempo estuve durmiendo hasta que noté cómo mi primo estaba completamente pegado a mí, me acariciaba el pecho con una mano, cuando notó que me había despertado se acercó a mi oído y me susurró “qué putilla estás hecha”. Fue bajando con su mano hasta que me agarró el rabo y empezó a pajearme, se había embadurnado la polla en lubricante y me la restregaba por la raja hasta que encontró mi agujero y fue empujando poco a poco. Mi esfínter cedió y me la fue metiendo poco a poco hasta el final. Aguantó un rato y comenzó a metérmela y sacármela de lado mientras me la pelaba. Yo culeaba hacia atrás para que entrase más al fondo y gemía sin parar.
    
    Estuvimos un rato de lado hasta que me puse boca abajo, mi primo se puso sobre mi y se alzó sobre sus fuertes brazos, clavándomela de nuevo, empezó a subir y bajar con fuerza, bombeaba sin parar, el ruido de la vieja cama se mezclaba con el de nuestros cuerpos chocando y nuestros gemidos, la tranquilidad de encontrarnos solos en aquella casa enorme nos hacía desatar nuestra pasión sin temor a ser escuchados.
    
    Me incorporé y me puse en cuatro, Carlos se arrodilló tras de mí y siguió culeando, agarrándome por las caderas, de vez en cuando la sacaba por completo para volver a clavármela lo que me hacía perder el control del placer. Bombeaba insistentemente sin descanso, sus pelotas golpeaban con las mías cada vez que me la clavaba hasta el fondo. Sentí una oleada de placer que subía por mi esfínter hacia mi interior, abandonado al placer comencé a correrme sin tocarme, la lefa salía de mi rabo en chorreones que mojaban las sábanas. Me flaquearon los brazos y las piernas y caí bocabajo en la cama pringándome con mi propia corrida. Mi primo volvió a enchufármela y bombeó un poco más, a él no le flaqueaban las fuerzas, me la metía una y otra vez sin descanso bufando sin parar, mi dilatado agujero estaba entregado a su placer y era traspasado en incesante mete y saca mi cuerpo estaba agotado y yo sólo me dejaba hacer deseando satisfacer la lujuria de mi primo. De pronto sus gemidos se volvieron más acusados y sus embestidas más fuertes, gritó y ...
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