La Chica del Chat (2) - Relatos Eróticos

La Chica del Chat (2)

... ésta no se produjo. La propia Elena se sintió tentada de llamar a la chica pero no se atrevió a hacerlo, quizás la parte de ella que no veía bien aquel contacto con Rocío logró imponerse esta vez y por eso no se produjo la llamada. Pasado un rato, Elena entró al cuarto de baño, tenía mucha calor y decidió darse una ducha. Al salir comenzó a secarse, se encontraba desnuda frente a un gran espejo, de repente, dejó la toalla y comenzó a mirarse su reflejo desnudo en aquel espejo y comenzó a excitarse. Se miraba y comenzaba a acariciar su cuerpo, su cintura, su torso, su trasero, sus pechos... En el espejo ya no solo se veía a si misma, también veía a Rocío, completamente desnuda, a su lado, la chica, desde ese otro lado del espejo, le indicaba, como hizo la Rocío real la noche anterior, como tenía que tocarse. Le pedía que acariciara bien sus pechos, que sintiera sus manos en los pezones, hasta que intentara morderlos. Elena se encontraba totalmente cachonda imaginando como la voz de Rocío la guiaba por su cuerpo y le decía como se tenía que masturbar. Acariciaba los labios de su sexo, estiraba su clitoris y no podía evitar gritar del placer que sentía. Luego chupaba sus dedos con sus labios y los bajaba introduciéndolos dentro de su coño que, a esas alturas, estaba totalmente empapado. Metía y sacaba sus dedos cada vez con más rapidez, a la vez que no dejaba de escuchar la voz de Rocío en su mente que no dejaba de repetirle: "Eres una zorra Elena, eres mi zorra, no lo olvides." A la vez veía en el espejo su propio rostro reflejando el placer que le estaba regalando aquella masturbación tan apasionada, lo que la volvía todavía más loca y le hacía meter y sacar los dedos con más, y más ganas. Finalmente, tuvo un orgasmo muy fuerte y no pudo contener unos gritos tan fuertes que temió haber despertado a su marido, aunque por suerte para ella, no fue así, ya que el hombre tenía un sueño muy profundo. Eso si, seguro que los vecinos de los pisos más próximos escucharon aquellos gritos y gemidos de placer que Elena no pudo reprimir. Después de aquello se acostó y volvió a dormir satisfecha.

Al día siguiente, muy prontito, se despidió de su esposo, que como hemos contado, partía unos días de viaje por motivos laborales. Fue, como todos los días, a su trabajo y por la tarde habló por teléfono con sus hijos, también esperaba una llamada de su esposo, éste, sin embargo, solo pudo ponerle un mensaje como que había llegado bien a su destino. Poco después recibió otro mensaje que no esperaba.

- Hola, ¿Cómo te encuentras?, ¿Me has echado de menos?

Era Rocío, al ver aquel mensaje Elena se estremeció, una parte de ella le pedía no contestar, sin embargo, otra, la que se había masturbado la noche anterior, le urgía a hacerlo. Esta última se impuso y Elena respondió.

- Hola, estoy bien, ¿Y tú?

- Yo también estoy cariño, ayer anduve algo liada y no pude hablar contigo pero me acorde mucho de ti. Seguro que tú también de mi.

Elena volvió a estremecerse ...