1. Mi sobrino Zalo cambió mi vida


    Fecha: 16/08/2019, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Gonzalo tiene 20 años, yo soy mayor que mi sobrino en 9 años porque tengo 29, mi hermana Amelia, la madre de “Gonzalito”, como ella le llama, tiene 40 años, ella es la menor de las chicas, yo el menor de los chicos; antes están, Antonio (2+1), Francis (2+), Guadalupe (4+1), Fernando (1+2), Luisa (1+1), Marcos (2+1), Fernando (3+), Amelia (1) y yo, Julián; entre paréntesis van el número de hijos, antes de la cruz los varones y detrás de la cruz las mujeres. En total nueve hijos les sobrevivieron a mis padres; entre Amelia y yo había un chico que murió a las pocas semanas de nacer por eso yo nací muy tarde mi madre tenía temor de embarazarse, pero llegué y aquí estoy. Amelia fue la última en casarse con Ambrosio, el más rico de mis cuñados, y se casó en los primeros meses de embarazo, luego ya no han querido tener más hijos porque Gonzalo les costó de sacar adelante. Yo permanezco soltero, soy el solterón de la familia y me gustan los hombres, eso que ahora llaman tan elegantemente gay y que cuando era jovencito me decían maricón.
    
    Todos mis hermanos y hermanas tienen hijos, en total 22 sobrinos, 16 varones y 6 mujeres. De todas las edades y para que todos los meses compre algún regalo para celebrar el cumpleaños.
    
    Todos vienen a casa a visitarme, les doy plata me dan dos besos y se van enseguida, mis sobrinos me visitan por dinero, pero Gonzalo que es un primor me visita para hacerme pasar mejor mi vida. Gonzalo viene de vez en cuando, eso significa que casi todas las semanas lo veo mínimo dos veces, pero últimamente suele venir también los sábados en la tarde, se queda en casa y el domingo cocina lo que le apetece para los dos. Yo ya sé lo que tengo que encargar al súper para que me traigan lo que necesito y lo que necesita Gonzalo. Casi todos en la familia le llaman Gonzalito como su madre, pero yo pronto comencé a llamarle Gonzalo hasta que él me dijo:
    
    — Tío, no me llames Gonzalo que es muy vulgar, para ti quiero ser Zalo solamente.
    
    — Pues todo tiene un precio —le dije— no me trates como a tu tío que ya eres mayor, llámame Yul, como mis amigos.
    
    Entonces le expliqué que había cambiado algunas costumbres los sábados que venía a casa, porque yo salía con amigos en sábado noche para cenar y distraernos un rato. Si quería podía venir con nosotros, siempre que no se extrañara de nada de lo que dicen o hacen mis amigos. le pareció estupendo y, aprovechando el cumpleaños de Gonzalo que lo tenía que celebrar en domingo con toda la familia, lo adelanté a ese sábado para presentarlo a mis amigos. Así que les llamé para decirles dónde íbamos a ir a cenar y que les invitaba con motivo del cumpleaños de mi sobrino Zalo al que quería presentarles. Todos me contestaron que les parecía muy bien, son en total cuatro amigos. Así que reservé mesa para 6 en el Observatorio, un restaurante de lujo que hay junto al observatorio, centro de observación del cielo.
    
    A Gonzalo le hacía ilusión conducir mi coche Porsche Macan, pero le dije que no esta noche, ...
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