El Matrimonio 2 - Relatos Eróticos

El Matrimonio 2

... pensado en un juego un poco diferente a ver que te parece. Yo fantaseo con que Miguel nos use a ti y mi a su gusto. Y el por su parte, se sitio bien cuando llevo la riendas. Se nos había ocurrido, que el marque que quiere que hagamos, desde su sillón, pudiendo participar cuando le venga en gana.

La verdad que no había quien le dijera que no a esta señora. Esos ojazos verdes, y el piercing de su nariz, la había taaan irresistible, que no pude resistir.

-Si ocurre algo que te desagrade, o que no quieras hacer, solo tienes que decirlo. Es un juego para disfrutar las 3 partes, y para eso tiene que fluir el entendimiento, buen rollo y vicio.

-Claro Carmen, si con algo no me siento cómodo, os lo indico. Vengo con la mente abierta así que no te preocupes por mí.

Miguel por su parte nos observaba callado, divertido de lo que venía.

-A ver lo primero es lo primero. Me ha gustado ese beso que os habéis dado, pero Juan lleva mucha ropa. Anda chaval quédate en pelotas.

Dicho y hecho, en poco segundos estaba desnudito, y con una erección de caballo

-Joder Carmen, mira como viene el chico. Si ya la tiene dura.

Carmen me miro, saboreándose del festín que nos íbamos a dar

-Venga quiero que os beséis, pero antes acércate un momento Carmen, que tienes que hacer una cosa para hacerlo un poco mas húmedo.

Carmen sin rechistar se acerco a su marido, y pude volver a verle ese culo grande, caído y con esas pequeñas marcas de celulitis, que tanto me gusto.

Al llegar al lado, se arrodillo a petición de él. Miguel le acerco los dedos gordos a su boca, que ella empezó a relamer, como si un polo fuera. Poco a poco, y sin prisa primero uno, luego otro. La imagen era morbosa. De pronto Miguel se los empezó a meter en la boca, despacio, muy despacio y cada vez mas profundo. Hasta que tenia casi su mano dentro de su boca, y a Carmen empezaron a darle arcadas.

El no cesaba en su empeño, aun saltándole las lagrimas a su mujer. Al rato paro, dejándola respirar. Babas espesas la salían por la comisura de los labios.

-Ves Juanito, ahora es un boca húmeda y gustosa. Pero le falta un detalle.

Miguel la cogió de los mofletes para abrirla la boca. Una sucia y apestosa saliva a tabaco y alcohol, empezó a derramar dentro de la boca de su esposa que recibió con aparatosas arcadas.

-Ahora esta lista para que la devores, ven aquí con ella.

Mientras él se volvía a recostar en el sillón, yo me acercaba timorato al lado de Carmen, que me miraba con ojos aun llorosos del tratamiento bucal, que le había perpetrado su esposo.

No lo pensé y me lancé a comerle la boca. Estaba llena de una saliva espesa, pero viciosa y caliente. Efectivamente tenía un regusto al tabaco de Miguel. Carmen arrejuntaba toda la saliva en su boca, y me la pasaba a la mía. Nos separábamos un poco las bocas sacando la lengua, y dejando un hilo entre nuestras bocas, que volvíamos a recoger, y seguir con la lucha de lenguas.

Cuando ya tuve toda aquella sucia saliva toda en ...