1. Todo tiene un precio (II)


    Fecha: 15/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: El Escriba, Fuente: TodoRelatos

    ... ayer, eso es cierto. Pero, al igual que usted, yo también disfruté con lo que ocurrió, aunque al principio no era algo que yo buscase, tampoco me siento forzada o violada. Usted tiene algo que yo necesito, y yo pude darle algo que usted quería –zanjó con elegancia Carol, aunque marcando distancias al hablarme de usted y no tutearme.
    
    - Bien, si por tu parte no quieres añadir nada más podemos pasar, si te parece, al asunto que te trae por aquí, y por lo que te he hecho venir.
    
    - Por mi está todo hablado. Somos adultos. No me asusto por una cuestión así.
    
    - Como te dije ayer, puedo ofrecerte trabajo. En un principio el puesto que iba a ofrecerte es el de cajera en una estación de servicio. Es la más cercana a dónde vivimos, y podría ofrecerte turno fijo de mañana, de 8:00 a 15:00, de lunes a viernes, trabajando un sábado y un domingo de cada 4, en horario de 8:00 a 20:00.
    
    Pero –continúe explicando-, hoy ha ocurrido algo con lo que no contaba, y que me hace replantearme la oferta.
    
    - Ya decía yo que no podía ser tan fácil. Hay un pero… -dijo Carol un poco decepcionada.
    
    - No, no te preocupes. El pero no es nada malo. Mi secretaria, Maite, acaba de solicitar una excedencia de un año, por una cuestión familiar. Necesitaré una secretaria y me gustaría ofrecerte también ese puesto. Voy a pedirte que seas tú quién elija el puesto que quieras. Aunque has dicho que no ocurre nada por lo de ayer, es mi forma de pedirte disculpas y de tratar de resarcir lo que hice –añadí, vislumbrando cierto brillo en sus ojos.
    
    - ¿Cuál sería el horario aquí, como secretaria? –preguntó Carol.
    
    - Jornada de lunes a viernes. Horario de 9:00 a 14:00, con una hora para comer, y continuamos por la tarde, de 15:00 a 18:00. Alguna vez, cuándo hay reuniones importantes, cierre de ejercicio, rendición de cuentas y cuestiones similares, habría que trabajar hasta más tarde. Esas horas extraordinarias se pagan a parte, como es lógico.
    
    - Me quedo como tu secretaria -dijo Carol, volviendo a tutearme.
    
    - Debes tener en cuenta que, si te quedas aquí, será conmigo. No sé si te apetece trabajar conmigo, codo con codo –le advertí.
    
    - Si no fuera así, habría elegido el otro puesto. No eres ningún ogro, tranquilo. Y aquí nadie se va a comer a nadie, salvo que ambos queramos –añadió Carol, cambiando la expresión de su mirada, de taciturna y apagada a otra mucha más viva y, casi podría decir, pícara.
    
    - Pues si esa es tu elección, así será –le dije-. Dame un minuto, por favor.
    
    Salí del despacho, en el que la dejé con una sonrisa que realzaba la belleza de su rostro, observando los cuadros y objetos que decoraban el despacho, mientras yo me dirigí a la mesa de Maite. Le pedí que le tomara a Carol todos los datos necesarios para tramitar su contrato: empezaría al día siguiente.
    
    Maite me acompañó en mi vuelta a mi despacho para pedirle a Carol que la acompañara para hacer los trámites de la contratación. Carol me dio las gracias, estrechando mi mano, pudiendo sentir ...
«1234...8»