1. Todo tiene un precio (II)


    Fecha: 15/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: El Escriba, Fuente: TodoRelatos

    ... nos pasaron a la mesa que solía ocupar habitualmente cuando iba por allí. Se trataba de un pequeño salón, apartado del resto, con una pequeña mesa para dos comensales. Ayudé a Carol a ocupar su lugar, prestándome sin dudarlo, a ser todo lo caballero que no fue el día anterior. Ella agradeció con su radiante sonrisa mi gesto.
    
    - ¿Sueles venir por aquí? –preguntó Carol
    
    - Sólo cuando la compañía merece la pena –respondí yo.
    
    - Muy galante, pero no creo que yo esté a la altura de tus acompañantes habituales –explicó Carol.
    
    - Cierto, tienes razón. No estás a su altura: estás muy por encima –le dije, logrando que se ruborizase mínimamente.
    
    - No sé si lo tuyo es galantería y simple peloteo –respondió Carol mientras reía.
    
    - Intento ser sincero y cortés –respondí yo.
    
    Los siguientes minutos los pasamos hablando del menú, del vino que íbamos a elegir para acompañar la comida, y de algunas cuestiones de trabajo. Aunque ese no era mi plan, al menos sí que había conseguido relajar las defensas de Carol y hacer que ambos nos encontrásemos distendidos y a gusto.
    
    Antes de los postres, Carol se disculpó, quería salir a la calle para realizar una llamada a su hija.
    
    - No es necesario que salgas. Ya lo hago yo. En la calle hace calor –le dije.
    
    - Al final sí vas a resultar tan galante como pareces –me dijo.
    
    - Si me dejas demostrártelo, descubrirás que sí lo soy.
    
    - ¿Te gustaría demostrármelo?
    
    - Es lo que estoy tratando de hacer desde que apareciste esta mañana en mi despacho.
    
    - ¿Sabes? Lo estás consiguiendo. Y me gusta que hayas hecho ese propósito y poder descubrir que sí, que eres mucho más galante, educado y formal que lo que me habías parecido.
    
    - Ya sabes Carol que,…, lo de ayer…
    
    - No es necesario que vuelvas con ello –me cortó-. Ya te dije antes que no hacen falta más explicaciones. Quizá deberías pensar que, si de verdad yo no hubiera querido, no habría pasado nada. Pero pasó. Así que…
    
    Con aquellas últimas palabras me levanté y salí del saloncito para dejarle un poco más de intimidad. Me estaba dejando claro que, lejos de haberla forzado a nada, ella consintió todo. Mis formas fueron rudas. No hubo conquista, no hubo acercamiento, no hubo nada. Sólo hubo un deseo de satisfacción carnal por mi parte, cargado de egoísmo y ella, a pesar de todo eso, consintió. Y además ahora me estaba dando una lección.
    
    Carol era una grandísima mujer, y así me lo estaba mostrando, no sólo con su actitud durante esa día, si no con lo que me había dejado caer con respecto al día anterior.
    
    Pasados unos minutos, en los que calculé que ya habría podido hablar con su hija, volví al salón que ocupábamos. Carol estaba repasando su liviano maquillaje, ayudándose de un pequeño espejo que guardó en su bolso.
    
    - ¿Todo bien? –le pregunté.
    
    - Sí, todo bien –respondió.
    
    - ¿Puedo preguntarte algo?
    
    - Inténtalo. Quizá hasta responda –me dijo risueña.
    
    - Es un poco personal –aclaré.
    
    - Esas son las mejores preguntas. Dispara.
    
    - ...
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