1. Las refugiadas 3 - La fuga de Nuria


    Fecha: 14/08/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... quiero que los quites sin romperlos.
    
    —Pero ninguno se abre.
    
    —Lo sé. —Le entregó el alcohol y el cúter—. Es nueva pero desinféctala bien. También mi piel. Empezaremos por los de los pezones. Cortaras la piel, por eso digo que te va a gustar, vas a hacerme daño sin darme placer.
    
    —¿Cómo?
    
    —Estirarlo. —Le proporcionó uno de los alicates—. Todo lo que puedas, luego mete el cúter en el hueco que haga al estirarse y corta de lado. Quitas la joya, le hechas alcohol , juntas las partes y las sujetas con un par de grapas. Una por encima y otra por bajo.
    
    —¿Estás segura?
    
    —Sí. Tienes que quitármelos todos. No me fio.
    
    Pinzó el pezón con los alicates y estiró hasta llegar a medio centímetro.
    
    —¡Ay! —Se quejó Nuria—. Así no, por favor, pinza la joya y estira más.
    
    Nuria cogió el mordedor de perro y se lo metió en la boca. María soltó el pezón y pinzó sobre el aro metálico. Estiró hasta llegar a un centímetro y medio. Detrás de la joya se abrió un hueco. Metió el cúter hasta el fondo con la cuchilla extendida a tope y lo sacó presionando hacia arriba. La carne cedió y tras abrirse el pezón volvió a su sitio sangrando mientras el aro quedó completamente fuera. Lo echó en la caja con el móvil a indicaciones de Nuria. Roció el pezón con alcohol y procurando no clavarse a sí misma la grapa aplicó la grapadora sobre la parte superior y apretó. Luego la situó un poco más hacia fuera y aplicó otra grapa. Volvió a echarle alcohol y lo cubrió con una gasa sujetándola con esparadrapo.
    
    Repitió la operación en el ombligo, donde ambas se asustaron por la enorme cantidad de sangre que empezó a brotar. Al final con gasas y gran parte del cianocrilato contuvieron la hemorragia. Después le quitó por el mismo método los de los labios vaginales: tres en cada labio mayor y dos en los menores. En ellos estirar fue fácil. Graparlo un poco menos. Tuvo que recurrir a apoyarlo con una madera y luego estirar la madera para soltarlo. Eso dejaba las grapas con las puntas al aire y rozándola, pero no disponían de tiempo para más.
    
    —Ahora me quitas el aro del clítoris y luego el del capuchón… No grapes este último que no quiero que se me peguen. Corta abriéndolo y dobla los trozos de piel hacia fuera y pon entonces la gasa.
    
    Pasó un trozo de hilo de palomar por la joya del capuchón y Nuria estiró hacia arriba mientras María estiró del piercing del clítoris hacia un lado y cortó hacia el otro. Usó los alicates para unir el corte y graparlo. En los tres casos Nuria, ahora sí, gritó bastante fuerte.
    
    Para quitar el del capuchón Nuria estiró de la piel con ambos alicates mientras lo hacía de la joya con el hilo. Cortó hacia fuera y la piel se rasgó más aún por la tensión. También gritó. Tras limpiarlo con alcohol puso una gasa.
    
    —Espera, espera —le indicó Nuria—. Sóndame primero y así cubres todos los cortes con gasas y esparadrapos. Pon gasas separando los labios menores del interior y de los mayores.
    
    No fue fácil encontrar la uretra con la sangre que aún ...
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