1. Cuñada adicta al sexo anal


    Fecha: 14/08/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... que me llama así.
    
    - Es tu nombre, ¿no?
    
    - Sí, pero sabes de sobra que quiero que me llamen Lily.
    
    Claro que lo sabía, pero me incomodaba tanta familiaridad. Mi cuñada me dio una sudadera y accedí a quedarme un rato más, hasta que dejara de llover. La prenda me estaba bastante justa, pero era mejor que estar mojado. Mientras me la ponía, pude ver que Liliana no apartó la vista en ningún momento. Quizás ella acababa de descubrir que yo también ocultaba ciertos encantos bajo la ropa.
    
    Le pusimos una película a los niños y mi cuñada me ofreció un café. No es que me entusiasmara, pero en algo había que matar el tiempo. Fuimos a la cocina y sirvió dos tazas bien calientes. Nos sentamos a la mesa y volvió la conversación. En esa ocasión, no pensaba permitir que me siguiera ocultando lo que fuese que escondía.
    
    - ¿Habéis pensado darle un hermanito al niño?
    
    - No, ni hablar. Uno y no más, santo Tomás.
    
    - A mí me gustaría tener otro, pero no podría lidiar con uno más.
    
    - Te lo he dicho, búscate un hombre.
    
    - Puede que lo haga, pero no para tener hijos.
    
    - Cuéntame de una vez eso que ocultas.
    
    - No oculto nada, simplemente no me gusta el sexo vaginal.
    
    - ¿Cómo no te va a gustar?
    
    - Pues no, no siento ningún placer cuando me penetran.
    
    - ¿Y qué haces con tus amantes?
    
    - Hay más tipos de sexo.
    
    - ¿Se conforman con una mamada?
    
    - No tienen por qué.
    
    - Creo que no te sigo.
    
    - Me gusta que me la metan por el culo, Clemente. ¿Así te queda claro?
    
    Había llegado a imaginarme casi de todo, menos eso. Por algún motivo, daba por hecho que si mi mujer rechazaba ese tipo de penetración, a su hermana tampoco le gustaría. De hecho, había llegado a creer que ninguna mujer disfrutaba con eso. A partir de ese momento, ya no pude ver a Liliana igual. La miraba e imaginaba a alguien rompiéndole el culo. O peor aún, me imaginaba a mí.
    
    Esa revelación provocó que se hiciera el silencio. Por primera vez me apetecía hablar, tenía más preguntas que nunca, pero no sabía ni por dónde empezar. Tampoco estaba seguro de que fuese buena idea hablar de eso con mi cuñada. Estábamos en su casa, prácticamente sin testigos y a mí el sexo anal siempre me había puesto muy cachondo. Especialmente si pensaba en un culazo como ese y en el morbo de algo tan prohibido como hacerlo con mi cuñada.
    
    Jamás me había planteado la posibilidad de tener algo con ella, nunca la había visto como una mujer deseable. Pero la tenía delante de mí, todavía envuelta en la toalla, sentada sobre ese culo que a saber cuántas veces y cuántos hombres se lo habrían follado. Tenía que marcharme de allí o lanzarme, aunque fuese a seguir preguntando, pero ella se adelantó.
    
    - Di ya lo que tengas que decir.
    
    - Me has dejado sin palabras.
    
    - ¿Tan raro te parece que me guste ser sodomizada?
    
    - Pensaba que las mujeres no disfrutábais con eso.
    
    - ¿Mi hermana no te deja que se la metas por ahí?
    
    - No, no hay manera.
    
    - Pues ella se lo pierde. Bueno... y tú también.
    
    - Lo ...