1. Cuñada adicta al sexo anal


    Fecha: 14/08/2019, Categorías: Incesto Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... ni chutar un balón.
    
    - Cómo te pasas...
    
    - Va, hazme ese favor y te recompenso esta misma noche.
    
    Desde el nacimiento del niño los polvos habían disminuido de forma más que preocupante, así que no pude rechazar la propuesta. Tamara nunca fue una gran belleza, pero tenía un buen culo y con eso me ganó. Normalmente, cuando follábamos, ella se subía encima y lo hacía todo mientras yo le agarraba las nalgas, pero ese día estaba cansada, el nuevo trabajo consumía toda su energía.
    
    Esa noche, después de meterle mano todo lo que pude, fui yo el que se colocó sobre ella. Llevábamos tres semanas sin hacerlo, así que estaba muy cachondo. Se la metí y comencé a embestir como si no hubiera unmañana. Cuando llevaba un par de minutos, me di cuenta de que se había quedado dormida en pleno acto.
    
    Nunca me había pasado algo así. Valoré seriamente la posibilidad de seguir, pero había perdido todo el morbo y no me parecía apropiado. Me dormí con el calentón y un enfado considerable. Cuando desperté por lamañana, Tamara ya se había ido a trabajar, pero me había dejado una nota pidiéndome perdón, rogando que acompañara a su hermana al parque y prometiéndome que esa noche me compensaría por partida doble.
    
    Lo primero que pensé fue que lo único que podría compensarme por esas dos cosas sería que me dejara por fin metérsela por el culo, pero sabía de antemano que esa era una batalla perdida. Desde la primera vez que me fijé en su trasero, tuve el deseo de penetrarlo, pero nunca conseguí que cediera, era algo que estaba totalmente descartado por su parte.
    
    Aunque se suponía que al niño le encantaba jugar con sus primos, a mí me dejó claro que prefería la pelota. Pero no podía explicarle que estaba desesperado por follarme a su madre y que, por tanto, no nos quedaba más remedio que aguantar a la pesada de su tía y a los mellizos.
    
    Ayudé al crío a vestirse y fuimos al dichoso parque. Allí ya estaba esperando Liliana junto a los mellizos, que se pusieron muy contentos al ver a mi hijo. Los niños enseguida comenzaron a jugar y a mí no me quedó más remedio que acercarme a saludar a mi cuñada. Me senté a su lado en un banco desde donde les vigilamos.
    
    Lo último que me apetecía era entablar conversación con ella, pero no podía estar ahí sentado e ignorarla durante toda lamañana. Liliana hablaba como una cotorra y yo asentía, la mayoría de veces sin saber ni qué había dicho. Yo miraba el reloj cada cinco minutos, pero parecía que el tiempo no avanzaba.
    
    - ¿Le ha costado mucho convencerte?
    
    - Prefiero no hablar de ese tema.
    
    - No me dejes así, cuéntame qué ha pasado.
    
    - Se quedó dormida.
    
    - ¿En pleno acto?
    
    - Sí, como lo oyes.
    
    - ¿Tan malo eres en la cama?
    
    - Soy suficientemente bueno para darle un hijo y que no recurra a experimentos.
    
    - Calma, que era una broma. Sé que está agotada con el nuevo trabajo.
    
    En ese acuerdo en el que yo me comprometía a acompañar a mi cuñada a cambio de sexo no ponía que tuviese que ser amable con ella, y mucho ...
«1234...»