1. Relatos cortos 3-Alguien especial


    Fecha: 14/06/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Bella15, Fuente: TodoRelatos

    Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada.
    
    Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
    
    Jorge Luis Borge
    
    Entre al edificio con una sonrisa fingida y un poco de melancolía, pues esa mañana, lo último que tenía en mente era encontrarme con Erika. La mujer que me enseñó a no darme por vencida, a perseguir mis sueños, a ser valiente y cariñosa con las personas que me rodeaban. Ella siempre tenía las palabras correctas para darme aliento, cuando yo estaba a punto de tirar la toalla y juntas luchábamos por ese amor que nos unía, pero la vida es un juego imprevisible y mutable donde nada permanece eternamente.
    
    Porque las personas que dejan huella no ocasionan daños permanentes, no se dedican a marcarte porque sí. Y si pones en tu diccionario la palabra “suerte”, aparecerán ellos. Tal como si fuesen esas personas que te ofrecen otra visión de tu mundo.
    
    —¿En dónde estabas?, ¿Por qué llegas a esta hora? Tuve que apañármelas sola en la reunión —preguntó Gina, al entrar en mi oficina.
    
    —Se me presento un imprevisto —fue lo único que salió de mis labios.
    
    —Me tenías un tanto preocupada, oye…—se acercó mirándome fijamente y decidí mejorar mi semblante—¿Estás bien? ¿Ocurrió algo? ¿Tu familia está bien? —me abrazó y solamente quería llorar, pero no podía, tenía que hacerlo sola para enfrentar mis demonios.
    
    —Estoy bien —dije con una sonrisa, pero también con un nudo en la garganta.
    
    —No es cierto, te conozco —me abrazó más fuerte y un par de lágrimas se escaparon de mis ojos.
    
    —Lo siento —me separé de ella y limpié mis lágrimas.
    
    —No tienes que disculparte por llorar, ven, cuéntame lo que paso —ambas tomamos asiento, pero yo no podía mirarla a los ojos. Moría de vergüenza.
    
    —Volví a verla —
    
    —La chica del mes pesado, ¿Por ella estás así?—preguntó y yo asentí—¿Quieres hablar de ello? —yo asentí y a la vez negué, quería contárselo, pero a la vez pensaba que no era lo mejor.
    
    Hay personas que están hechas de acero inolvidable, personas que hacen que todo tenga sentido, incluso lo que no importaba hasta que las conocimos. Por eso Erika era alguien especial en mi vida, porque mientras estuvimos juntas, aprendí a admirar las pequeñas cosas.
    
    —¿Has escuchado alguna vez el dicho “No deseamos extrañar, pero, sin embargo; es algo que no podemos controlar y que duele sobremanera”—dije y ella asintió pensativa—Pues, así me siento yo
    
    —Es normal, todos en algún momento de nuestra vida, echamos de menos a un amor de la adolescencia, a un amigo muy querido, a un abuelo que falleció hace un tiempo o esos instantes de felicidad que vives con la familia en la infancia —expresó en voz baja, mientras acariciaba mi hombro.
    
    Y justo en ese instante, comprendí las palabras que me dijo mi padre cuando me vio decaída por un amor imposible “No te agobies demasiado, al final ...
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