El amigo hetero de mi hermano - Relatos Eróticos

El amigo hetero de mi hermano

Os cuento esta historia que me pasó hace poco. Ya me diréis si os gusta.

Era sábado y mi hermano mayor había organizado una fiesta en su casa. Su grupo de amigos era bastante variopinto y a decir verdad yo no conocía a la mayoría de los asistentes, así que me fui con 3 amigos para hacernos la cobertura.

Yo llegué un poco antes para poder ayudar a preparar un poco las cosas antes de que llegase el resto de invitados. Cuando entré en la cocina con la bolsa de hielos y la bebida, ya había un par de parejas que no conocía de nada. Uno de ellos era absolutamente espectacular. Se llamaba Sergio y su novia Laura. Fui presentándome uno a uno dando dos besos a las chicas y la mano a los chicos. Sergio era un poco más alto que yo, mediría 1,85, moreno con el pelo negro rizado y los ojos verdes. Tenía un poco de barba de tres días, unos labios carnosos y rojos y los rasgos afilados. Iba con un polo que le apretaba unos bíceps inmensos y dejaba ver unos pectorales trabajados con la misma insistencia que los brazos. Su mirada y su sonrisa mientras nos saludábamos me dejaron salivando para el resto de la noche, pero él tenía novia y no me hice ningunas ilusiones.

Los invitados fueron llegando y mis amigos y yo nos fuimos haciendo fuertes en la terraza para que pudieran fumar. De repente, Sergio y Laura salieron para que ella pudiese echarse un cigarro y se sentaron con nosotros. Él se sentó en la silla al lado mio y por un momento nuestros antebrazos se rozaron. Sentir los pelos de su antebrazo enredándose con los míos me provocó una corriente eléctrica desde mi nuca hasta la punta de mi polla. Continuamos charlando y Laura se acabó perdiendo por la fiesta mientras iba a por bebida quedándose Sergio con nosotros. Nuestros brazos se volvieron a rozar varias veces y su sonrisa y su voz profunda me fueron derritiendo. En un momento dado Laura volvió y al poco Sergio se levantó. No sé como comenzó la conversación pero acabó derivando en las parejas abiertas, los swingers y las triejas. Yo comenté que me parecía algo bastante complicado de gestionar pero Laura lo tenía claro. Había que poner una serie de reglas como solo poder acostarse con gente cuando la otra persona estuviese fuera de la ciudad, o solo hacerlo juntos con un tercero. Soltó un speech como si supiese de lo que hablaba perfectamente. Poco después Sergio volvió a ocupar su sitio a mi lado y continuamos con nuestro juego de rozarnos los brazos. Fue bastante raro ya que su silla estaba claramente pegada a la mía y muy separada de la que tenía al otro lado.

La noche fue pasando y llegó un momento en el que la gente se fue yendo a su casa. Sergio no parecía querer irse, pero Laura, visiblemente cansada le convenció. Se fueron despidiendo de todos y al llegar a mi, él me dio la mano mientras con la otra agarraba fuertemente mi costado. Sus manos eran firmes y ásperas y con su boca me hipnotizaba mientras se despedía con un hasta la próxima y una amplia sonrisa.

El tiempo fue pasando y un ...