1. Más que un relato de enfermeras


    Fecha: 12/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... otro, espeso y abundante. Y mientras lo hacía solo acertaba a mirar a Maru a los ojos, que me clavaba la mirada y con la boca medio abierta, fruncía el ceño y soltaba unos gemidos muy leves, casi imperceptibles, lo justo para notar el calor de su aliento en mi cara. Parecía que disfrutaba tanto como yo, y si no era así lo fingía absurdamente bien.
    
    Terminé. No me lo creía. Era la situación más extraña y excitante que había vivido. Aun jadeaba cuando me di cuenta de cómo me miraba Maru. Era un mezcla entre diversión y excitación. Por algún motivo, no podía dejar de mirarla a los ojos. Quería darle las gracias, pero alcanzaba a decir nada. Una sonrisa suya cerró el momento, y de una forma casi maternal, continuó lavándome. Volvía a estar en la gloria.
    
    Me pidió que me levantase para poder lavarme la espalda. Lo hizo atentamente bajando poco a poco hasta mi culo, y de ahí a mis piernas. Terminé de enjuagarme y salí de la ducha. Me pasó una toalla para poder secarme y ella hizo lo mismo con sus brazos, que lógicamente estaban empapados. Cuando iba a vestirme con el pijama limpio que había llevado, me sorprendió:
    
    - Espera. Aprovecha ahora que voy a salir cinco minutos y masturbate tranquilo. Tienes un gel que puedes usar de lubricante ahí en la cómoda, en el cajón. Vuelvo cuando hayas terminado.
    
    - Pero si acabas de hacerme…
    
    - Ya, pero llevabas veinte días sin tocarte, te vas a quedar más tranquilo si te corres otra vez. Vengo en unos diez minutos - dijo con una tranquilidad que me dejó pasmado.
    
    Tal cual salió del baño. Me quedé a cuadros, y como no podía ser de otra forma… me había excitado. Así que empecé a hacer lo único que se puede hacer en estos momentos… masturbarme fantaseando con lo que había sucedido. Era un placer poder desahogarme después de tanto tiempo. Sin embargo no habían pasado ni dos minutos, cuando la puerta se abrió...
    
    -¡Te pillé! - dijo Maru con voz insinuante.
    
    -¡Claro! Es que me habías dicho…
    
    -Era para que te excitaras… y lo he conseguido…
    
    La situación era surrealista. Yo en un baño, desnudo, masturbándome, mientras una madurita me dice que quiere verme excitado. Pero la cosa no quedó ahí. Para mi sorpresa Maru se acercó, me cogió la mano con la que me estaba masturbando, y se la metió debajo de la falda… y sus bragas. Le estaba tocando el coño. Me llamó la atención el tacto de su vello, el calor, y sobre todo lo mojada que estaba. Me guió para que, mientras le acariciaba con toda la mano la vulva, con uno de mis dedos ahondara un poco más y recorriera de arriba a abajo su clítoris y la entrada a su interior. No era la primera vez que le metía mano a una mujer, pero nunca me había resultado tan excitante.
    
    En este momento sucedió algo peculiar. En esta segunda entrada de Maru en el baño, le vi cosas que hasta entonces me pasaban desapercibidas: sus increíbles ojos grises, la melena negra, su pecho generoso y esas caderas… un cuerpo precioso, que hasta ahora había ignorado. Y su voz... me sonaba ...
«12...4567»