1. Más que un relato de enfermeras


    Fecha: 12/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... habían puesto patas arriba en un momento. Pero no era el momento de pensar en ello.
    
    Los primeros días fueron relativamente entretenidos. No paraban de pasarse familiares y amigos a visitarme y, básicamente, darme conversación. Pero los días pasaban, y como es lógico, esa frecuencia se fue reduciendo: no hay que olvidar que estábamos en agosto. Pero poco a poco todo se reducía a la rutina del hospital. A primera hora analítica, después desayunar, la revisión por parte de los médicos a media mañana, comida, merienda, medida de tensión y cena.
    
    No fue hasta el décimo día cuando a esa rutina se incorporó el poder asearme. Y no fue del modo que yo esperaba. Como no querían que me levantase demasiado, prefirieron asearme directamente en la cama y como había que tener cuidado, yo tenía que dejarme hacer. Es una situación extraña. No es algo dramático, pero sientes una falta de privacidad importante. No es tanto porque te vean desnudo, sino porque tenemos la costumbre de hacer algunas cosas cosas por nosotros mismos. Si a eso le sumas una abstinencia sexual de ya diez días, pues la cosa se vuelve más peliaguda. No es por el momento del aseo en sí, ya que los nervios y la situación hacen que estés “tranquilo”, sino el antes y el después en el que acabas fantaseando con la situación. En definitiva aunque sea un plano totalmente profesional, no deja de ser una mujer la que está tocando ciertos sitios. Y si, como fue el caso, eran mujeres bastante jóvenes y en todos los casos con una estupenda apariencia física… pues tienes la fiesta montada.
    
    A los cuatro o cinco días de estar así la situación empezó a hacérseme un poco incómoda. Me encontraba bien, con fuerzas, con energía, y solo había dos cosas que realmente me apetecían: darme una ducha para quitarme el calor y masturbarme de una bendita vez. La primera no era posible, más que nada, porque no me dejaban. La segunda tampoco lo era, porque no estaba solo en la habitación. Estaba acompañado por un hombre de unos 60 años y no encontraba la forma de tener un poco de intimidad. Viéndolo con perspectiva parace poca cosa, pero en aquel momento se me estaba haciendo un mundo.
    
    Cada día que pasaba me fijaba más en las enfermeras que me atendían: Alicia con esas espectaculares caderas y unos ojos verdes que me hipnotizaban, Laura con ese pecho que no ocultaba y me quedaba embobado mirando, Inés tan menudita y lo que me imaginaba haciendo con ella… quizá la única a la no miraba de esa forma era a la coordinadora Maru, que a pesar de estar muy bien, no se si por su edad, bastante mayor que las demás y por ser de un perfil más serio, no terminaba de incluirla en mis fantasías.
    
    Una semana tuvo que pasar para que me dieran el visto bueno para poder ducharme yo solo. A las nueve ya estaba preparado para poder meterme en el baño y poder resolver mis problemas. Vino Inés, bastante puntual, para desconectarme las vías y poder taparlas con plásticos. Aquello no me dejaba una movilidad estupenda, pero no me ...
«1234...7»