1. Más que un relato de enfermeras


    Fecha: 12/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Muchas veces olvidamos lo agradables que son ciertas cosas cotidianas hasta que nos las quitan. Venga voy a lavarte y ahora te dejo que te enjuagues tranquilamente.
    
    Se acercó y cogiendo una esponja enjabonada intentó lavarme la cabeza. Al ver que no llegaba bien, cogió una especie de banco que me permitía sentarme en la ducha, con una postura muy cómoda, como medio recostado. Empezó a lavarme y, tras un primer momento de pudor, reconozco que me sentía en la gloria.
    
    Fue bajando poco a poco, recorriendo mi cuello, hombros, brazos, pecho abdomen… y sin darme cuenta, porque estaba disfrutando, cuando iba a llegar a mi pubis, hizo un comentario que me sobresaltó:
    
    - Y deduzco que igual que llevas veinte días sin ducharte, también los llevarás sin tocarte…
    
    Volví en mí, para ver que me miraba divirtiéndose, y notar que tenía una erección completa. No sabía donde meterme.
    
    - Tranquilo. Es normal y es un indicativo de que te encuentras mejor. Relájate y vamos a continuar.
    
    Cuando creí que iba a pasar a las piernas, noto que empieza a acariciarme el escroto. Estaba… sorprendido. Era una mezcla entre nerviosismo y placer. Al ver mi reacción, Maru me posó una mano en el pecho para que me relajara. Se me acercó un poco y me dijo muy suavemente:
    
    - Relájate y déjate hacer. No todo va a ser pasarlo mal.
    
    Poco a poco fue pasando de mi escroto a rodear mi pene con la mano. Muy suavemente. Muy despacio. Estando aún mi glande cubierto de piel, comenzó a deslizarla hacia abajo muy lentamente. Milímetro a milímetro, observando como la cabeza de mi pene se iba liberando. Como iba hinchándose y poniéndose roja. Iba a estallar de placer solo por observar la escena: yo allí tumbado, bajo el agua templada, siendo descapullado por una desconocida que, además, era bastante mayor que yo. Tras deslizar la piel completamente, comenzó a acariciar la corona con su pulgar e índice. Los dos dedos formaban un anillo que hacían el intento de arrancarme el capullo, mientras los giraba lentamente. No necesitó más de cuatro movimientos para que mi polla empezase a gotear. Estaba muy excitado. Con un dedo de la otra mano, recogió el líquido que iba saliendo de la puntita, para extenderlo en sus dedos, y despacio, masajearme el pene de arriba abajo.
    
    No llevábamos ni dos minutos, y mi cuerpo me pedía correrme. La situación me superaba por completo. Al ver como iba reaccionando, Maru paró unos segundos para escupir sobre mi glande, y acto seguido empezar a frotarlo vigorosamente. Era una sensación bestial. La intensidad era tan alta, que bloqueaba totalmente mi capacidad para eyacular. No dejaba de mirar el movimiento de su mano girando y recorriendo mi polla. Se mantuvo así unos minutos, para volver a la dinámica anterior de acariciar toda la polla más suavemente. Se acercó a mí y me dijo muy sensualmente.
    
    - Deja de contenerte y enséñame como te corres. Quiero ver como sale toda esa leche de ti.
    
    Según lo dijo, me relajé y empecé a eyacular. Un chorro detrás de ...
«1...345...»