1. Codicia


    Fecha: 11/08/2019, Categorías: Confesiones Autor: coronelwinston, Fuente: TodoRelatos

    ... junto a otras cinco personas. Las apuestas son más elevadas, pero pueden abandonar cuando gusten. ¿Qué les parece la idea?.
    
    -Estamos contentos con lo que hemos ganado-Dije en el más absoluto desierto-, hay que ser prudente y no arriesgar lo que con tanta suerte se ha conseguido.
    
    -Por eso precisamente, porque hemos tenido suerte, podríamos probar. Si perdemos algo no será nuestro dinero-Me espetó mi mujer-Serán nuestras ganancias. Nada arriesgamos.
    
    -He aquí una mujer valiente-Dijo encarándose con ella-, y si me lo permite, ambiciosa.
    
    Aquellas palabras hincharon a Susana de tal manera que se notó la decisión que ya había tomado. Quería jugar. Quería arriesgar lo que habíamos ganado con un atracón de suerte en las dos horas que llevábamos en ese maldito casino.
    
    -La verdad es que dos mil euros no te resuelven nada. Y es muy distinto jugarte tu propio dinero que arriesgar el que has ganado para intentar hacerlo crecer.
    
    -Cierto, Susana. Pero hay un inconveniente: Hay que valorar lo que se tiene. La fortuna nos ha sonreído, pero nos puede dar la espalda en cualquier momento.
    
    -Están en racha-Terció el jefe de sector-, aún hay sitio para otro jugador. Entenderé que no quieran arriesgar. Es lo normal cuando se tiene poco dinero. Buscaré otro jugador que nos acompañe-Y dirigiéndose al camarero-, no les cobres. Están invitados. Y ahora-De nuevo se dirigió a nosotros-, si me disculpan, he de completar la mesa. ¡Suerte, señores!.
    
    Es verdad que me lo tomé como una despedida. Es cierto que no me molestó su actitud ni su indiferencia al parecer que nos despreciaba para esa mesa en la que faltaba un jugador. Sin embargo, Susana no lo tomó de igual modo. La red era tupida y no habría podido escapar aunque lo hubiese deseado.
    
    -Aguarde. ¿Nos podemos retirar cuando queramos?.
    
    -¡Por supuesto, señora!.
    
    -Ismael, vamos a jugar un rato.
    
    -No creo que sea necesario-Dije sin convencimiento alguno-, además, sólo necesitan un jugador.
    
    -En efecto-Dijo el jefe de sector-, uno puede jugar, pero el otro puede acompañarnos.
    
    -¿Unos cientos?-Me preguntó Susana en el ritual memorizado por mí, y que no era otro que la antesala de la repuesta afirmativa que esperaba.
    
    -Bueno, podemos probar. Si perdemos algo, que lo perderemos, siempre nos quedará el consuelo que es dinero que no teníamos cuando hemos entrado aquí.
    
    -¿Cuento con ustedes?. ¿Quién jugará?.
    
    -Si, cuente con nosotros-Dijo Susana anticipándose a cualquier intercambio de opiniones-, y respecto a jugar, creo que debo ser yo. ¿No te parece, Ismael?. Yo soy la que tengo la suerte de cara.
    
    -Me parece bien. Yo me suelo poner más nervioso. Aunque en esto del black jack no hay mucho que pensar. Es suerte y saber cuando has de plantarte.
    
    -Entonces, señores…si hacen el favor-Dijo haciendo una reverencia-, vayamos a la partida. Síganme.
    
    En la corta distancia que separaba la pequeña barra de bar donde nos encontrábamos hasta la puerta de la “partida”, habría unos treinta metros. En ...
«1234...13»