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Lo siento, abuela (3)
Fecha: 10/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Hidden Words, Fuente: TodoRelatos
... ella quisiera. Cumplí con mi palabra. Salvo cierto dolor al principio, Sara disfrutaba. Pasaba sus manos por mi espalda, por mis hombros y bajaba hasta mis muslos. Se sentía en una nube. Cruzó sus brazos por detrás de mi cuello y sus piernas por detrás de mi culo. Se apegaba a mí en movimientos cada vez más fuertes. La cama crujía sin parar. Después de un rato, Sara estaba completamente entregada. La tomé y dejé a cuatro patas mirando hacia la pared. Vi su cara de coqueta expectación. Me puse detrás de ella, dejé mis dos palmas sobre sus nalgas gordas y la ensarté. Sara apretó las sábanas de la cama con las manos. Tomé sus dos coletas con ambas manos como si fueran unas lianas de las que sostenerme y comencé a follarla a ritmo moderado, pero intenso. Al jalar su cabello, Sara levantó su cabeza y gemía con los ojos cerrados. Sentía que su coño goteaba como lo había hecho su helado más temprano. Sacaba la polla llena de sus fluidos y volvía a atravesarla. La excitación nos había hecho olvidar cerrar la puerta de la habitación. Mi pantalón había trabado la puerta y quedó semiabierta. Su presencia me hizo voltear a ver. Ahí estaba mi abuela, de pie afuera de mi habitación. Estupefacta. Sara no la podía ver desde su posición. Mi abuela solo me veía a mí de cuerpo completo y el culo de Sara golpeándose contra mi pubis. No me detuve. Me la seguí follando sin dejar de mirar a mi abuela. Ella veía cómo entraba y salía mi verga del coño de Sara. Se dio la vuelta y se retiró. Rápidamente, apresuré las embestidas. Jalé a Sara hacia atrás y la levanté. Quedamos ambos de rodillas en la cama, con su espalda adherida a mi pecho. Aún sostenía sus coletas firmemente con las manos y mis codos se apegaban a mi cuerpo. Tuve un par de espasmos y comencé a correrme dentro de Sara. Su coño probaba esperma por primera vez. Los chorros llegaban al límite de su interior y caían por sus paredes para finalmente deslizarse entre sus muslos. Me daba igual si la había preñado, en ese momento quería llenar a Sara todos los días por el resto de mi vida. Nos vestimos y salimos. La acompañaría hasta su casa. Antes de emprender, miré hacia atrás y alcancé a ver a mi abuela mirándonos desde la ventana, antes de esconderse. —¿Cómo os lo habéis pasado? —Bien, mamá… —Muy bien, doña Marta. —Qué bueno, qué maravilloso. Gracias Fernando por cuidar a Sarita, eres un caballero. Sara se despidió de un beso en la mejilla y entró. Su madre me invitó a pasar, pero le dije que tenía que volver. Además, necesitaba aclarar las cosas con mi abuela. Pasé un tiempo recorriendo las calles y meditando sobre la situación. Había empezado a hacer un poco de frío así que decidí volver. ******* —¡Debes tener respeto por mi casa, Fernando! —Pensé que querías que tuviera novia. —¡Sí, pero no pensé que te ibas a…que te ibas a acostar con esa chiquilla! Mi abuela me había esperado furiosa y me enfrentó apenas ...