Fantasía materna - Relatos Eróticos

Fantasía materna

... también empezó a pellizcarle los pezones.

Pronto el orgasmo no se hizo esperar y sincronizadas, las dos amigas tuvieron un fuerte orgasmo que llenó de fluidos a Carol quien continuaba debajo de ellas.

El espectáculo terminó y agotadas, las dos universitarias al fin se “bajaron” de la madre de Melisa y tomaron asiento en uno de los sillones, juntas y tomadas de la mano.

—Eso… eso fue increíble… —dijo Mei recuperando el aliento.

—Sí… —dijo Melisa también con la respiración cortada.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Mei emocionada.

—Deja recuperar el aliento y pensaré en algo más —dijo Melisa con una gran sonrisa en los labios.

Pero entonces ocurrió algo que sorprendió a las dos chicas.

—Bueno niñas, eso fue muy divertido —dijo Carol poniéndose de pie y limpiándose de la cara las babas vaginales de Mei—, pero no tengo ganas de un round dos, de verdad quiero esa ducha caliente y ahora de verdad la necesito.

Las dos universitarias se miraron perplejas la una a la otra, ¿Carol todo ese tiempo había fingido la hipnosis?

La mujer madura miró a las dos muchachas, sonrió y dijo:

—Las niñas buenas se van a dormir temprano —y chasqueó los dedos.

De inmediato algo ocurrió: los ojos de las dos chicas se apagaron y sus rostros quedaron inexpresivos.

—Muy bien niñas —comenzó Carol ya de pie—. Quiero que se vayan a la habitación de Melisa, se metan a la cama y se queden dormidas, olvidando todo lo que ocurrió esta noche. Será muy divertido que despierten mañana sin poder recordar cómo terminaron juntas y desnudas en la misma cama, preguntándose si follaron.

—Sí —dijeron las dos muchachas al unísono antes de ponerse de pie y ponerse en marcha al dormitorio de Melisa.

Mientras veía esos dos jóvenes culos desnudos alejarse, Carol empezó a recoger la ropa y con algo de burla, dijo:

—Ay con estas niñas, creer que así de fácil iban a hipnotizarme. ¡Ja! Si me tomó años lavarles el cerebro con hipnosis para volverlas mis cachorritas sexuales, aunque… —miró a las chicas desaparecer por las escaleras— No negaré que fue divertido ser el juguete hipnotizado esta vez. Quizá les deje repetir la experiencia otro día.

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