1. El abuelo (Parte 5)


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... Cuenta.
    
    — No hay mucho que contar, no me ha dicho nada que no supiera, pero se ha confirmado lo que sé, me ha dicho cómo eres, cómo eras en la infancia y cómo cambiaste desde que vine…
    
    — Y tú, ¿qué has dicho?
    
    — Que te quiero, mi niño, solo he dicho que te quiero y que me enamoras solo de verte.
    
    — No le habrás contado que tú y yo…, ejem, que…
    
    — Solo he respondido a lo que me ha preguntado.
    
    — ¿Te ha preguntado si follamos?
    
    — Sí, me lo ha preguntado.
    
    — Y ¿qué has dicho?
    
    — La verdad
    
    — ¿Siiii…?
    
    — Sí, claro, la verdad, ¿qué podía decir?
    
    — ¿Y él qué ha dicho?
    
    — Solo ha dicho: «cada uno somos como somos».
    
    — ¿Ya está?
    
    — Pero…, ¿qué te crees que tu abuelo es un monstruo?
    
    — No, llevas razón, los dos son muy buenos.
    
    Ya no queríamos hablar más del asunto y me preguntó:
    
    — ¿Ahora dónde quisieras ir?
    
    — A un sauna.
    
    — Conoces alguno.
    
    — Pero, pero busco.
    
    Busqué lo que ya había buscado mil veces y me encantaba poder ir con Anselmo. Encontré una famosa sauna gay, casi dedicada para osos, y nos encaramamos hacia allí. En este tipo de sauna se encontraría Anselmo más a gusto y a mí me mirarían con deseo que es lo que me gusta. Como está en el centro, tomamos el metro hasta Tribunal. Desde aquí teníamos el sauna a 2 minutos, el hotel muy cerca y todo lleno de restaurantes y cervecerías alrededor.
    
    En el poco espacio de la calle hablaba con Anselmo del tiempo que hacía que no había estado en una sauna, por aquello que me gusta más el mar. La última vez fue cuando vivíamos en Madrid, pero fue una sauna para todo tipo de gente, junto a un gimnasio a donde solía ir. No había ni nudismo ni solo hombres. Le dije que habría muchos osos, y que me apasionaba provocar envidia:
    
    — Tú eres mi oso y espero que haya buen número de hombres que nos miren al llegar y te tengan envidia.
    
    Pagamos. No me pareció caro. Conseguimos en la entrada unos cuantos preservativos, aunque Anselmo y yo no usamos, pero tampoco sabe uno lo que puede sobrevenir, fuimos a las taquillas, nos desnudamos y jugamos un momento los dos bromeando para tocarnos y hacernos cosquillas, es decir, para estimularnos. A Anselmo le encanta que yo me ponga a jugar con él y responde como un niño, cada vez lo veo más rejuvenecido. Anselmo no es oso, aunque tiene mucho vello, pero no es gordo, tiene el vientre plano y le falta la típica musculatura por falta ejercicio. Habíamos encargado masaje completo para los dos, fue un regalo que quise hacerle, para que se relajara, porque en casa había estado bien pero muy atento a complacer a mis abuelos y con cierta tensión. Yo quería que se relajara y luego echáramos una mirada por todo el lugar para ver tíos follando. Anselmo me complace en todo y me concedió todo lo que le propuse.
    
    Es lo primero que hicimos y por el movimiento que vimos al entrar, aquello era alentador, había suficientes hombres, aunque no eran demasiados. La muchedumbre inicial era lo suficientemente pequeña como para que nos tomáramos ...
«1234...10»