1. Cuñada solidaria (Última parte)


    Fecha: 25/03/2019, Categorías: Incesto Autor: eskrytor, Fuente: CuentoRelatos

    ... parece?
    
    -Alberto no bota así tanto.
    
    -Ah no?
    
    -No cuñis. Creo que tu pene funciona de maravilla. Todo está bien. Mañana no podré venir. Alberto no trabaja y el fin de semana ni modo porque estamos con nuestras parejas. El lunes lo hacemos otra vez si quieres. Aunque si me baja la regla ya no podremos. Así no me gusta. Pero igual vengo así sea a chupártela un ratico jeje.
    
    -Claro que quiero Sara. Ya quiero que sea lunes. Vienes y me la mamas rico.
    
    -Ay cuñis que malos somos. De todos modos ya el miércoles tienes tu cita.
    
    -Si Sara así es.
    
    -Cuñis y cuando es que ya puedes tener sexo con Paola.
    
    -Todavía le faltan como una semana más. Esta desesperada porque se la meta.
    
    -En serio?
    
    -Si, en serio. Pero no puede por lo del medicamento.
    
    -El miércoles después de la cita le diré ya el médico me autorizó y simplemente será cuestión de esperar a que ella esté lista. Sera cuestión de unos dos o tres días y listo.
    
    No hubo más dialogo. Nos metimos a la ducha los dos desnudos. Nos besamos. Nos declaramos amores. Le dije que me gustaba. Ella me confesó que estaba loca por mí. Que mantendríamos esto en secreto. Que culearíamos cuando pudiéramos sin tomar riesgos. Nos besamos muchas veces mojándonos. Sara cuidaba de no mojar su cabello. Ella me enjabonaba y yo a ella. Yo terminé erecto a los pocos minutos. Ella no estaba con ganas pero quiso complacerme. Le pedí que se volteara y se pusiera contra la pared y abriera las piernas. La penetré desde atrás. Fue fácil. Era la primera vez que experimentaba yo esa pose. La cogí un par de minutos pero también mi cuerpo estaba cansado. Ella debía irse. Debía salir a su diligencia.
    
    Se vistió, en la puerta nos dimos un beso largo y profundo. Su lengua con la mía sellaron un deseo y una bonita y prohibida relación febril que duraría mil doscientos treinta y dos días, y doscientos setenta y seis polvos echados entre mi cama matrimonial, su cocina, mi cocina, su cama matrimonial, seis moteles diferentes de la ciudad, una playa solitaria, la alcoba de mis suegros, un callejón perdido oscuro de un pueblo lejano, y la casa de una amiga de ella.
    
    FIN 
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