1. Clases Particulares Día 1 Parte 2


    Fecha: 08/08/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: Lanre, Fuente: TodoRelatos

    ... importaría morir,
    
    —Valentin —besó a Adri mi oreja—, ¿por qué no le tocas el orto a mi hermana?
    
    —No..
    
    —Hazlo, ella no dirá nada. Hazlo o publico la foto —amenazó—. Hazlo.
    
    Mierda. Entre la espada y la pared. El momento de amor sano había terminado. Pronto la cachetada caería sobre mí, como una flecha certeza y letal. Adriana no bromeaba, ella nunca bromeaba, lo aprendí igual que Valentina a las malas.
    
    Deslicé mis dedos, desde el hombro, recorriendo la columna hasta llegar al nacimiento de su culo. ¿Realmente lo iba hacer? Mi mano tembló un poco; estaba cruzando una línea roja y cuando cruzas la línea tienes que atenerte a las consecuencias.
    
    —Hazlo —ordenó Adriana, ordenó Ruina, mi ruina. Mi mano y mi alma vadearon el río que separaba las dos mitades del orto de Maca. Arrugue el cachete izquierdo, con la esperanza de amortiguar el golpe. En tres, en dos, en una… Nada.
    
    ¿Y la explosión? Las luces estaban apagadas por lo que no podía ver a Maca y su reacción. No podía no sentir que mi mano estaba en su orto. Y de pronto Maca se movió. ¡Ahí viene! Solo era cuestión de tiempo.
    
    Sentí la tensión del momento en mi cabeza.
    
    Nada, una vez más: nada. Aunque no realmente nada, Maca encajó su pequeño cuerpo como si de un puzzle se tratase, uniendolo con el mio. Sentí su respiración. Me había salvado de culo, y todo por tocar un culo. Entonces hubo otro movimiento… ¿Había cantado victoria antes de tiempo? Maca sujetó mi mano, la mano que posaba en su burra redondita y tierna, y la apartó.
    
    No sé porque me sentí tan desilusionado, entre tantas posibles líneas temporales, la mía era más que aceptable. Me había salvado. Pero mi subconsciente era como Nicolas Cages en el Señor de la Guerra, no solo esperaba que me sacaran de la cárcel, sino que también me pagaran por ello, saben.
    
    Y entonces otro movimiento por parte de Maca, sujetó mi mano, la que estaba en el aire, suspendida, para guiarla hacia… ¿hacia dónde? Una vez más mi mano descansó sobre el orto de Maca, pero esta vez era diferente, se había levantado el vestido por lo que nuestro contacto ya no era por medio de un intermediario.
    
    Calor y humedad, eso sentía cada vez que Maca apretaba las nalgas como guillotina eléctrica, cercenando mis dedos. No había luz pero era obvio que se estaba masturbando. Frotando y friccionando contra mis falanges.
    
    Adri guardó silencio. Se estaba haciendo la tonta, mirando la película atentamente. La razón era simple, si ella se movía Maca se detendría al instante.
    
    Después de un rato… No hubo después de un rato. No sé que pasó exactamente pero me quedé dormido.
    
    En tanto supongo que mientras dormía, la tierra hizo lo que había hecho durante millones de años, girar alrededor del sol, con los minutos y las horas pasando. Cuando abrí los ojos nuevamente ya era otro día. Lo sabía porque el sol se filtraba por la cortina de las ventanas.
    
    Una voz carraspeó.
    
    —Que bonito —comentó Valentina con los brazos cruzados apretando sus gigantescas ...