1. Enriqueta, virgen y sonámbula


    Fecha: 08/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... tetas. Enriqueta comenzó a temblar. Tenía que preguntárselo.
    
    -¿Nunca te habían comido las tetas?
    
    -No.
    
    Me dio un pico y sentí cómo sus labios temblaban sobre los míos. Estiró la chaqueta del pijama sobre la hierba y echó su espalda sobre ella. Le quité el pantalón del pijama y con él salieron sus zapatillas de los pies. Vi su pequeño coño, un coño precioso rodeado de pelos marrones espaciados unos de otros. Se estremeció cuando mi lengua lamió su coño mojado. Al querer enterrar mi lengua en su vagina no me entró. Enriqueta era virgen. Tenía que comerle el coño con delicadeza, así que lamí sus labios, labios que se hincharon e hicieron que su coño se abriera como una flor. Luego lamí labios y clítoris, despacito... Despacito lamía su clítoris cuando empezó a gemir, a temblar y a convulsionarse... Tuvo un orgasmo brutal.
    
    Al acabar de correrse saqué la polla mojada y se la puse en los labios. La lamió cómo le había lamido yo el coño, por los lados del glande y por la punta. No se la metí en la boca, dejé que lamiera y la menee hasta que me corrí. Le dejé la cara perdida de leche.
    
    Cuando acabé le limpié la cara con un pañuelo, al acabar me dijo:
    
    -Quiero que me des más placer.
    
    Quité la chaqueta, la eché sobre la hierba y le dije:
    
    -Ponte a cuatro patas sobre mi chaqueta.
    
    Se puso a cuatro patas y mi lengua recorrió su culo desde el periné al ojete, lo recorrió varias veces antes de que profanara su culo. Gimió de gusto cuando lo hice, después le froté la polla en el coño y en el culo. Se la froté alrededor del ojete y cómo estaba mojada intenté que entrara un poquito en los dos orificios. En el culo aún entró la puntita, pero en el coño nada más tocarle ya se quejaba, Si se la metiera en cualquiera de los dos lados la rompería, así que opté por volver a follarle el culo con la lengua, pero esta vez le acariciaba el clítoris con dos dedos. Con la punta de mi lengua dentro de su coño empezó a temblar y a convulsionarse, sus manos se aferraron a su chaqueta y esta vez sí lo dijo:
    
    -¡¡Me corro!!
    
    Estaba empalmado cómo un toro. Su coño estaba allí, chorreando. No pude contenerme y le clavé el glande. Se derrumbó sobre la chaqueta, se dio la vuelta, y llorando, dijo:
    
    -¡Me has hecho mucho daño!
    
    La polla había salido del coño y vi su sangre en ella. Me estaba comportado cómo un cabrón. Le dije:
    
    -Alguien te tenía que desvirgar.
    
    -Pero no sin avisar, no se desvirga a una mujer sin avisarla antes -su tono de voz cambió.- Anda, dale besitos a mi coño y pídele disculpas.
    
    Metí mi cabeza entre sus piernas, le besé el clítoris, le lamí los labios y tímidamente quise meter la punta de la lengua en su vagina. Entró la punta y bastante más. A Enriqueta le gustó.
    
    -Así, así se alivia.
    
    Comenzó una comida de coño que acabó con ella encima de mí metiendo la polla en su coño, y no milímetro a milímetro, la metió de cuatro empujones. En cada uno le dolió y me mordió el cuello por no gritar. Tuve una discusión con mi mujer por ...