Internamiento cruel. venganza de la vieja señora.1 - Relatos Eróticos

Internamiento cruel. venganza de la vieja señora.1

... manos nuevamente y enrolló el extremo de la pesada correa marró sobre sus guantes de goma. Se colocó tras de mi a un metro y de pronto.

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La vieja señora comenzó a azotarme con su correa de piel gruesa. Sentí un fuerte dolor en la piel de mi culo desnudo. Nunca antes había sido azotado. Sentí un fuerte escozor en mi culo debido a sus primeros diez azotes. Tal como me aseguró intensificó su dureza en la siguiente tanda de diez azotes. Aumentó la fuerza y mi dolor aumentó. Su correa de piel marrón era un brasero sobre mi piel desnuda. Cada vez aumentaba más y más el dolor. Perdí la cuenta del número de azotes y de tandas, pero puedo aseguraros que comencé a vivir el infierno que me había prometido. Llegó un momento que aumentó tanto la fuerza que cada azote era un verdadero suplicio. Comencé a llorar de dolor, su correa quemaba mi culo. El dolor era muy intenso. Tras la última tanda de azotes, mi culo estaba completamente magullado. Se detuvo y pensé que había terminado mi castigo, pero estaba muy equivocado.

-¡¡ Ahora empieza tu castigo de verdad ¡¡ Voy a azotarte como nunca antes lo había hecho. ¡¡ Voy a disfrutar mucho te lo aseguro ¡¡ - La señora se ajustó de nuevo sus guantes a sus brazos ya que se la caían y agarró firmemente la correa.

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El dolor fue insoportable. Un dolor muy fuerte que me hacía llorar desconsoladamente a cada azote. Deseaba gritar, retorcerme, suplicar… pero nada era posible. Estaba inmovilizado por completo y amordazado sin poder emitir sonido alguno, solo degustaba el sabor de sus sucias bragas completamente sucias llenas de restos marrones de su culo.

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Lloraba mientras la señora se reía a carcajadas. La señora caminó lentamente debido a su peso frente a mí y agarró mi pelo entre sus guantes. Sujetó mi pelo con fuerza entre sus guantes y empujó hacia arriba con una terrible fuerza, creía que m arrancaba el pelo, el dolor aumentó mi llanto. Situó su rostro frente al mío para que la observara mientras mantenía mi rostro en el aire. Contemplé su viejo rostro con arrugas, era más mayor de lo que había descrito, era una autentica abuela.

-¡¡ Ya estas llorando ¡¡ … solo hemos comenzado….. ¡¡ todavía te quedan muchos correazos por recibir ¡¡ Ahora es cuando voy a romperte el culo a correazos ¡¡…. Tenía tantas aganas de azotar a un imbécil como tú con todas mis fuerzas…. Y el destino se ha cumplido…. Esto va a ser muy largo te lo prometo – La vieja señora se colocó tras de mí y comenzó de nuevo azotarme con su pesada correa marrón. Me destrozó el culo, quedó morado y magullado por completo. Sentí el verdadero infierno que me prometió, lloraba en cada azote. Lo merecía, yo no tuve piedad con aquellas mujeres. Estaba pagando el precio de mis pecados.

No podría sentarme en ...