Internamiento cruel. venganza de la vieja señora.1 - Relatos Eróticos

Internamiento cruel. venganza de la vieja señora.1

CAPITULO I : LA VIEJA SEÑORA

Me desperté desorientado en un lugar que no conocía. No recordaba cómo había llegado hasta allí. Estaba tumbado en el suelo desnudo para mi sorpresa. Me puse nervioso e intenté levantarme del suelo rápidamente. Descubrí que no tenía fuerzas para levantarme, no podía mover mi cuerpo. Traté de tranquilizarme y recordar lo sucedido. Lo último que recuerdo es estar tomando una copa con aquella mujer tan guapa, a la que tenía intención de llevarme a la cama y pasar una noche muy divertida con ella. Mi mente se iluminó de repente, había sido víctima de una estratagema que yo había utilizado muchas veces anteriormente. Había sido drogado o sedado por aquella mujer echándome algo en aquella copa.

El verdugo se había convertido en víctima. Había probado de mi propia medicina. Había sido sedado por algún tipo de sustancia muy fuerte, más de lo que yo había usado anteriormente con otras mujeres. No podía mover un solo musculo de mi cuerpo. Mi vista recorrió la habitación donde me encontraba desnudo. Estaba en un lúgubre y destartalado sótano o quizás era un almacén o trastero. Aquella instancia era de grandes dimensiones, paredes roídas y suelo de cemento. A lo largo de la habitación había algunos enseres como armarios, alguna butaca y trastos viejos. Era una habitación que no se utilizaba habitualmente, su estado era bastante viejo y abandonado.

La puerta de la habitación se abrió, esperaba encontrarme a la mujer guapa que me había drogado. No acerté, apareció en el umbral de la puerta una mujer completamente distinta. Quedé completamente sorprendido, no era lo que yo imaginaba. Entro una mujer de edad avanzada en la habitación, podría ser una abuela, una mujer que ya superaba los sesenta años sobradamente. Quedé sorprendido al comprobar el tamaño de su cuerpo. Era una mujer muy grande, de aspecto corpulento, muchos kilos de peso, sobrepasaba los cien kilos de peso con soltura. Una espaldas muy grandes, abdomen y estomago de grandes dimensiones. Culo gigante al igual que sus carnosos y obsesos brazos. Aquella mujer tenía un tamaño y peso nada saludable para la edad que tendría. Miré sus rostro, pelo negro muy rizado lleno de caracoles. Gafas metálicas de visión, mirada seria y las arrugas de su rostro abundaban aparentando una edad elevada. En mis primeros cálculos me había quedado corto, quizás tendría setenta años aquella abuela.

¿Pero quién era aquella gigantesca abuela? La señora se acercó hasta mí donde todavía me encontraba drogado desnudo en el suelo. Sacó un manojo de fotos del bolsillo largo de su vestido y me fue mostrando una a una. Conocía a todas aquellas mujeres, en el pasado las había engañado, me había aprovechado de ellas e incluso humillado. Debido a mi alto estatus económico había hecho con ellas lo que había querido, prometiéndolas una vida mejor. Cuando conseguía lo que deseaba y me había divertido con ellas en la cama humillándolas, las echaba de mi casa sin compasión riéndome de ellas. Había ...