1. Sí, me gustó.


    Fecha: 03/08/2019, Categorías: Gays Autor: theobserver1, Fuente: RelatosEróticos

    ... en la entrada. Nos vio a la distancia y sonrió (a estas alturas ya me quedaba claro que era muy sonriente), se acercó a donde estábamos y dijo:
    
    -Vaya, chico sin nombre, veo que has cazado rápido.
    
    - Ya ves, rápido han venido a atenderme –respondí, entre apenado por la situación en la que me encontraba y jadeando por el inmenso placer-
    
    - Es que no es muy común que venga carne joven por aquí, y bueno, tú te ves fresco –rió-.
    
    No pude contestarle porque estaba respirando fuertemente, así que él se limitó a sonreír graciosamente mientras se ponía de rodillas también frente a mí.
    
    -¿Qué haces? –dije sorprendido-.
    
    -Querías convencerte, ¿no? Entonces habrá que hacerlo bien.
    
    Dicho eso comenzó a compartir mi cipote con los otros dos hombres. Sentí como me elevaba al cielo y perdía el sentido de la realidad. Estaban ahí los tres. Néstor chupaba lentamente mi glande mientras los otros dos lamían mi tallo en una postal que quisiera haber podido fotografiar.
    
    No pasó mucho tiempo cuando el viejo, aparentemente cansado, se puso en pie y se retiró a su espacio al fondo, por lo que tuvimos que adaptarnos. Néstor acaparó todo mi pene y el hombre cuarentón comenzó a chupársela a él, pero la suerte estaba de mi lado –o en mi contra según se quiera ver- y entró un nuevo hombre, atlético y bien parecido que llamó la atención del cuarentón por lo que también se levantó y fue tras él.
    
    Ahora Néstor dominaba la situación, y el verlo ahí, sometido, y siendo yo “su macho” sentí ese momento, cuando sabes que estás listo para correrte y se lo hice saber. Rápidamente se sacó mi pene de la boca y yo en un acto reflejo comencé a masturbarme para acabar, el me retiró la mano y me dijo:
    
    - Aún no es tiempo, como ya te dije, habrá que convencerte bien.
    
    Me sentí un poco desconcertado porque había sentido el momento de explotar en un mar intenso de placer, y a su vez la incertidumbre de qué significaba eso de “convencerme bien”. Más tardé yo en pensar todo esto cuando él se tumbó boca arriba sobre la banca de concreto y me dijo: -“Gírate hacia la derecha”. Obviamente el tono en que me lo dijo, entre cariñoso pero como una orden, hizo que le obedeciera sin rechistar y rápidamente metió su cabeza entre el pequeño agujero que quedaba entre mis muslos, quedando yo de frente al resto de su cuerpo.
    
    -Siéntate –me ordenó-.
    
    -¿Cómo? – dije sorprendido-
    
    - Que te sientes, siéntate en mi cara, quiero oler ese culito tan rico que tienes.
    
    Ya para ese momento, el lenguaje que antes me habría avergonzado ahora me excitaba y procedí a hacer lo que me dijo. Sentí el calor de su rostro y la silueta de su nariz que escrudiñaba mi agujero con persistencia.
    
    -Mmm –gemí-. Esto no lo habíra imaginado jamás.
    
    -Espera a ver lo que sigue. Con sólo olerte, creo que tengo ganas de probar.
    
    Sentí claramente cómo la humedad de su lengua se colaba por mi ano. ¡Me estaba lamiendo el culo! No había sentido antes algo igual, era como entregarle una parte aún virgen de mí, ...
«1234...»