Las refugiadas - Revisiones ginecológicas 4 - Relatos Eróticos

Las refugiadas - Revisiones ginecológicas 4

... escuchasen las mujeres—. Dame una buena razón para que no te denuncie por pederasta.

—Por favor pasemos a tu despacho y hablemos —replicó él en tono más alto.

Una vez cerraron la puerta, sin llegar a sentarse la doctora lo interrogó.

—¿Y bien?

—Como ya te adelanté Danuta, Jitka y Olha son refugiadas del mismo origen que Anastasia. Tampoco son ucranianas…

—Deja los rodeos y ve al grano.

—Por favor… Déjame contarte la historia. Es compleja y Verónica y su hija están al final, pero si empiezo por ellas quizá no me comprendas. —Melani asintió con la cabeza y se sentó en el sillón detrás de la mesa. Pedro lo hizo en una de las sillas de delante—. Ellas tres, y dos niñas pequeñas… la mayor creo que tiene dos años, hijas de Danuta y Jitka fueron obligadas a abandonar la casa de sus anfitriones por no ser ucranianas. Aunque al principio, como tampoco son rusas, las había acogido por la presión del marido de Anastasia, al morir este, parece que esa presión disminuyó. Solo quedan acogidas las ucranianas… que algún día te traeré. En cuanto a ellas les encontré un refugio temporal en Cuenca. En el supuesto hostal de un antiguo amigo mío…

Poco a poco fue contándole toda la historia, que podéis leer en capítulos pasados.

—Así que cuando conseguí desalquilar el piso de mis padres, ya fallecidos, y terminar la reforma fui por ellas y me encontré con que habían dado refugio a Verónica y su hija. Por cierto de ellas no quiero que haga ficha, o al menos no con su nombre. Si la ley que están proponiendo os obliga a centralizar los datos médicos privados en la seguridad social podrían correr peligro.

—No te vayas ahora por las ramas y cuéntame que pasa con la niña —protestó Melanie olvidando el tratamiento formal que habitualmente tenía con los otros amos del club—. Lo de las fichas ya veremos.

—Al parecer las chicas habían prestado dinero a Verónica para cubrir una supuesta deuda por el coche… que luego supimos que no era tal sino deudas de juego del marido. Un prestamista de la zona la tenía amenazada. Pero esa no era la causa por la que se encontraba con ellas. Unos días antes de ir yo Verónica, al volver del club se encontró con que su marido estaba abusando de la niña. Lo mató y huyo con ella. Ahora la Guardia Civil las busca.

—¿Pretendes que te crea así como así?

—No. —Buscó en el teléfono móvil y le pasó un vídeo en reproducción—. Esto lo grabó Verónica al llegar. Tuvo esa sangre fría. Por supuesto yo hecho llegar el móvil a un abogado que ha contactado con un perito informático para una recuperación oficial del vídeo. —Dejó que la doctora terminase de verlo—. Ese no es su móvil, es mío —explicó mientras lo veía—, y me lo ha pasado recuperado el perito. De Catalina solo quiero que la examines. Que me digas hasta qué punto llegó su padre y si quedarían en su cuerpo pruebas físicas de algo más. Lo bastante como para que merezca la pena ir ya al médico forense. También una analítica de salud. Ahora su alimentación es ...