Las refugiadas - Revisiones ginecológicas 4 - Relatos Eróticos

Las refugiadas - Revisiones ginecológicas 4

... vejiga, insertándole la misma sonda que había usado para verificar su virginidad, luego la llenó hasta el tope, tanto con su orina como con suero. Cuando retiró la sonda indicó a Pedro que le pinchase las agujas, nuevas, en los senos para inflárselos. Aguantó todo el tiempo sin orinar, hasta que Melanie decidió que con algo más de 350 cc por teta no era conveniente ponerle más. Lo que más gustó a la doctora era que Olha vació más del 90% de lo que le había llenado en la vejiga.

El resto de las revisiones fueron bastante similares a la de Verónica, con la salvedad de que las demás llegaron a vaciar sus vejigas entre el 70 y el 80% mientras que Verónica solo consiguió el 50 en el primer intento y subió hasta el 60 cuando hizo fuerza para vaciarse más. Tampoco ninguna se fue antes de cumplir el cuarto de hora de espera. Y por supuesto también hubo cambios en que no tuvieron ninguna vergüenza para orinar en el medidor ni en el tarrito de análisis, no hubo que limpiarlos y las cantidades fueron algo mayores que la de Verónica. Y también variaron las cantidades a la hora de llenar sus senos. Danuta llegó hasta los dos litros en cada teta. De hecho, la doctora Melanie paró porque consideraba que no debía rellenar más líquido, no porque sus senos de talla 110G mostrasen síntomas de no admitir más. En el caso de Jitka sus pechos de talla 92D, con la hinchazón debida a la lactancia, admitieron poco más de 600cc cada uno.

Uno de los momentos con más variaciones fue el de las mamografías. En el caso de Danuta, pese a sus enormes tetas la doctora llegó a apretar las planchas hasta dejarlas en dos centímetros de separación y Danuta reclamó que apretase un poco más, llegando a apretarlas hasta estar solo separadas centímetro y medio.

En el caso de Jitka apenas pudo apretarlas hasta los cuatro centímetros en el primer intento. Pero tuvo que soltarlas porque empezaron a soltar chorros de leche. Mientras la doctora soltaba las planchas, Isabel buscó un sacaleches eléctrico y procedieron a vaciarle ambos pechos antes de hacer un nuevo intento. Aun así solo lo apretó hasta los tres centímetros, pues pese al vaciado si apretaba mucho los hacia gotear.