Acuerdo en tacones - Capítulo 5 - Relatos Eróticos

Acuerdo en tacones - Capítulo 5

... interior de la Hacienda.

Una vez dentro, al no ver a nuestros anfitriones, nos dirigimos a la cafetería para esperar allí su llegada, y Elena repitió la operación de sentarse en un taburete junto a la barra, apoyando un pie en la base para realizar a continuación su mágico cruce de piernas, exhibiendo así todo su espectacular muslo y su estilizada pantorrilla, bajo los pantys, y al llevar solo la chaqueta, en la práctica, quedó sentada directamente con su bonito trasero sobre el taburete, cubierto únicamente por esos pantys y dejando a la vista toda su pierna casi hasta el culo.

En ese momento, hizo aparición en la cafetería el equipo negociador mexicano, liderados por el esperado Ingeniero jefe, Oscar Ramírez, un hombre que rozaba los 60 años, corpulento, con un pelo cano pero recio, y que mostraba facciones duras, pero al mismo tiempo de aspecto afable y sonriente. En otras ocasiones que he tenido que tratar con él, había mostrado su lado amable y cordial, no lo niego, pero siempre duro y contundente en sus decisiones, un hombre al que era muy difícil engañar y tanto o más de convencer. Sentí un inevitable nudo en el estómago, pero la presencia de Elena era nuestra mejor baza, estaba convencido.

Oscar venía acompañado por dos hombres de su inseparable equipo, elegantemente vestidos también, bastante más jóvenes, de unos 35, que conocía de otras ocasiones, un ingeniero y el otro, uno de sus abogados. Pude notar como le cambiaba la cara al Ingeniero jefe en cuanto se percató de las piernas cruzadas de Elena sobre el taburete y su jugueteo con el tacón. Casi percibí cómo se le dilatan sus pupilas ante aquella mágica visión y estaba seguro de que nuestra estrategia no iba a fallar... al menos no iba a defraudar. Por la sonrisa de Oscar extendiéndose como la de un tiburón, enseñando todos sus dientes y saludándome efusivamente, confirmó mis primeras sospechas.

- ¡Que alegría volver a verle, Licenciado! ¿Cómo le va? ¡Confío en no haberles hecho esperar... y mucho más viendo lo bien acompañado que viene en esta ocasión! - dijo sin poder quitar ojo de mi bella compañera.

A medida que hablaba y se acercaba hacia nosotros, admirando a Elena y saludando cortésmente con un gesto de su cabeza de forma caballerosa no quiso perder la oportunidad de darle un buen repaso visual a las increíbles piernas de mi compañera y relamiéndose de gusto.

Elena dio un pequeño sorbito a la copa, en un gesto muy coqueto, mientras miraba de reojo a nuestro indestructible Ramírez.

- De ningún modo ingeniero, acabamos de llegar. - respondí estrechando firmemente su mano.

Justo cuando se detuvo a nuestro lado, le anuncié:

- Le presento a Elena, mi compañera... es la ingeniera que lidera este proyecto y que me acompañara en las negociaciones.

Oscar frunció el ceño, pues debía pensar que ella era mi esposa o una acompañante para intentar agasajarle. En ese momento, ella se levantó de su taburete, estirando la pierna para bajarse, con el arte que le ...