El Regalo: Conociendo el Establo - Relatos Eróticos

El Regalo: Conociendo el Establo

... muslos de Laura, puso especial interés en la parte interna, sus maniobras fueron separando cada vez más las piernas de Laura, ahora cada vez que subía las manos tocaba descaradamente el coño de la chica y percibía con claridad la humedad que mojaba la braguita.

Viendo el estado de la chica María se subió a horcajadas sobre ella y empezó a darle crema en las tetas, aunque no eran muy grandes tenía los pezones muy desarrollados y estaban duros como piedras, cuando los cogió con la punta de los dedos y los apretó Laura gimió como una gatita. Miró a María con una cara de auténtica lujuria, la empujó a un lado y poniéndose de pie la cogió de la mano y se dirigió a la casa.

María se vio prácticamente arrastrada hacia la casa, la chica casi desnuda no le soltaba la mano y tiraba de ella con firmeza, no se cruzaron con ningún otro habitante de la casa durante todo el trayecto por el jardín. Al llegar a la casa siguió tirando de ella escaleras arriba hasta entrar en su habitación.

En cuanto pasaron por la puerta Laura desató los cordones del bikini y se quedó totalmente desnuda. La chica agarró a María por la nuca y acercándola le dio un brutal morreo, las lenguas se enroscaron con ansia y las manos volaron recorriendo los cuerpos. Laura impuso su mayor fuerza física y sujeto las manos de la mujer mayor a la espalda.

Laura mordisqueaba los labios de María e iba tirando de ella hacia la cama, cuando noto que sus piernas hacían contacto con la cama se dejó caer, reptó un poco para dejar sitio a su acompañante y se abrió de piernas ofreciéndole el coño.

María sabía lo que esperaba de ella, entre las piernas de Laura su intimidad se ofrecía ansiosa, de un precioso color rosado y destilando humedad la llamaba, nunca se había comido un coño, pero en ese momento la excitación que sentía hacía que fuese lo que más le apetecía en el mundo.

La chica no tenía ganas de esperar, agarró la cabeza de María y la colocó directamente donde la quería. María no tenía experiencia en relaciones lésbicas, pero no quería defraudar a Laura. Acarició con la mano desde la fina línea de pelo hasta el agujero trasero recorriendo todo el coño en el trayecto, empezó a besar su sexo con suavidad, tras unos besos delicados empezó a pasarle la lengua, arrastraba la lengua por toda la raja llevándose todo el flujo que soltaba, llevada por el ansia empezó a darle pequeños mordisquitos en su endurecido clítoris.

— Uy no sabía que estabais las dos.

La voz de Silvia le dio un buen susto a María, pero Laura cerró las piernas impidiendo que se separase de ella y obligándola a seguir comiéndole el coño.

— No veas que boquita tiene la criada, vamos a tener que darle un plus.

Mientras hablaba Laura le señaló el armario y le hizo unos gestos. Silvia la entendió a la perfección abrió el mueble y buscó unos segundos, cuando se incorporó llevaba en la mano un grueso pene de goma con unas correas adosadas. A una seña de la joven Silvia se desnudó y se sujetó el aparato con ...